Ciencia y Salud

“El antídoto no es una sanción, sino el lazo”: qué hacer si tu hijo es un bully

En entrevista con MILENIO, Jesús Ramírez, psicólogo, afirmó que los comportamientos de niños y niñas bully obedecen a un desgaste emocional delos padres.

Al hablar de un niño o una niña bully usualmente se afirma que proviene de un entorno familiar donde sufrió violencia. Pero no son sólo los golpes o las groserías las que pueden orillarlo a ese comportamiento: la indiferencia, las descalificaciones disfrazadas de broma  y el autoritarismo repercuten de la misma manera que un manotazo, mentada de madre o patada.

“Es un síntoma social que se traduce en fallas tanto en los lazos, como en la transmisión emocional, desde los primeros vínculos. (...) No necesariamente proviene de una familia disfuncional como a veces creemos, también de un entorno donde el afecto no logre tramitar la frustración y no exista una gestión emocional que permita tener una cierta tolerancia a la frustración”, señaló el psicólogo, Jesús Ramírez Escobar, en entrevista con MILENIO.

Pocas son las ocasiones que el entorno escolar forma a un bully: “Normalmente viene de mucho antes, particularmente de espacios donde aprenden a nombrar, a vincularse y a reconocer límites”. Y al ser la familia el primer escenario de aprendizaje, las niñas y los niños se relacionarán de acuerdo a estas reglas de convivencia.

Entonces, si dentro del hogar se promueve los “zapes” como castigo, la burla cuando alguien se equivoca o el silencio como castigo— actitudes normalizadas dentro de algunas familias—, el niño o la niña entenderá que la dominación es la manera más segura de vincularse.

“Tenemos la idea de que un chico bully es un chico agresivo que busca destruir o amenazar o golpear a otro. Y no. En realidad lo que busca es no ser destruido por la propia fragilidad que reconoce en sí mismo derivado de la familia”.

¿Qué hacer si mi hijo es un bully?

La Unión Nacional de Padres de Familia lanzó una herramienta digital para detectar y prevenir el bullying. La comunicación familiar es clave en la prevención.
¿Qué pueden hacer los padres para prevenir violencia y bullying en escuelas?

​Por muy eficaces que los castigos parecieran ser, no corrigen a un niño o una niña bully. Por el contrario, refuerza esa identidad ya que sigue aprendiendo a partir del punitivismo y la agresión.

“A veces tenemos al ‘niño problema’ y se va encasillando. Y al encasillarlo, se convierte en una identidad. ¿Por qué? Porque si vuelve a sentirse atacado, entonces redobla la violencia”.

Ante ello, Ramírez aconseja dejar un tiempo entre la agresión— o sea, el momento en el que identificó alguna señal de alerta— y el significado del acto, es decir, la intervención. Esto permite que la niña o el niño conozca las consecuencias de su comportamiento "pasando no por la culpa, sino por la responsabilidad”.

“Los actos violentos parten desde la propia persona o desde una propia inseguridad. Pero cuando se les hace ver que eso tiene repercusiones en los demás, que es importante ver a los demás. (...) Entonces ya no es una corrección de un hecho o una sanción, más bien es ampliar el sentido del acto cometido”, explicó el psicólogo.
Hablar de sexualidad con nuestros hijos puede prevenir que se expongan a abusadores sexuales
Hablar de sexualidad con nuestros hijos puede prevenir que se expongan a abusadores sexuales | Freepik

Al ser una conducta que se manifiesta por fuera del nicho familiar, es importante que también intervengan las autoridades escolares, siguiendo la misma lógica que la parental: en lugar de castigarlo, concientizar de que sus actos tienen consecuencias no sólo para él o ella, también para quienes hizo daño.

“A los chicos se les puede sancionar. Pero si regresan al mismo nicho familiar, pues es como si no hubiera pasado nada”.

Sin embargo, esta red de apoyo no es un asunto exclusivo de las autoridades. De hecho, otra intervención crucial para la estrategia de mediación son los círculos de amistades; no sólo por ser un tema de higiene colectiva, también porque, en la mayoría de las veces, el bullying es sistemático.

Hay espectadores, cómplices y silencios. Y todo eso también es importante que se trate. (...) Muchas veces se piensa: ‘A le pega a B, entonces que se disculpen y se sancione’. Pero no, por lo general estas conductas no son de una, dos o tres veces, a veces se convierte en algo sistemático”.

Las dos capas del 'bully'

Aunque cada caso es diferente según su contexto, el psicoterapeuta considera que al hablar del comportamiento de una niña o un niño bully se le debe considerar como si tuviera dos capas: la externa, la cual engloba las características o actitudes perse; y la interna, donde se encuentran las razones o causas que lo moverían a comportarse de esa manera.

Por ejemplo, cuando un niño tiene un lenguaje corporal dominante— es decir, interrumpe a los demás para atraer la atención, invade su espacio personal, se expresa con humor hiriente o disfraza las agresiones verbales con chistes, sarcasmos o bromas—, no actúa desde el genuino deseo por ser popular o agradar a sus compañeros de clase, sino desde el miedo.

“Sólo es un niño que todos siguen, pero realmente nadie quiere estar tan cerca porque le tienen miedo”.

Pero si este comportamiento continúa o se presenta en la adolescencia, ya no sólo se limita sólo a ser su mecanismo de socialización, sino que forma parte de su identidad para construirse como “una persona fuerte” o alguien con “quien no deberían buscar problemas”. Sin embargo, detrás de esta capa externa se esconde un profundo miedo a ser excluido.

Detrás de eso es: ‘Prefiero ser temido que no ser visto’. Hay como una amenaza de no ser registrado; de no ser observado, o de no ser tomado en cuenta. (...) El intento que hay es de incluirse a pesar de los demás, pero siempre hay una sensación constante de exclusión”.
El aumento se registró con respecto a 2019 en escuelas de educación básica, indicó el presidente del consejo.
Se han reportado casos de bullying con algunas armas blancas. | Héctor Téllez

Para dejar atrás esa concepción de “el más fuerte” o “el más popular”— que podría seguir la llamada “ley de la selva”—, desde las aulas se debe promover la reconfiguración de ésta misma: construir relaciones horizontales basadas en la empatizar y no verticales que promuevan la fortaleza.

En tanto, el trabajo de la familia empieza muchos años atrás a través de la educación socioemocional de la primera infancia. Esta les permite reconocer y expresar sus emociones, especialmente la frustración por ser más propensa a materializarse en agresiones.

Es decir, se les da la oportunidad de aprender, equivocarse y volver a vincularse. Por supuesto, toda vez que en el nicho familiar se pregone con esta gestión emocional y el respeto

El bullying es una forma contemporánea de expresar un viejo malestar que es justamente la dificultad de habitar con la diferencia. En un tiempo donde queremos ser vistos, el otro se vuelve un espejo o se puede volver un enemigo. Así, el antídoto no es una sanción, sino el lazo. No es el control, es la palabra”.

ASG

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Alejandra Sigala
  • Alejandra Sigala
  • Egresada de la UNAM. Te explico las tendencias en redes sociales y los temas que despiertan tu curiosidad en el día a día. Escucho, amo y a veces escribo sobre K-Pop. Me encanta bailar y los gatos.
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