Ciencia y Salud

Fernanda Cobos, psicóloga infantil: "Decir a tu hijo 'tontito' o 'burrito' no es menos grave. Lo estás invalidando”

En entrevista con MILENIO, la psicóloga explicó cómo algunas frases o conductas repercuten en la autoestima de los menores.

Ninguna persona nace sabiendo ser mamá o papá. La llegada de un bebé a la familia activa una constante e interminable racha de aprendizaje en la cual, como cualquier otro proceso educativo, se cometen aciertos y errores.

Sin embargo, a veces esas equivocaciones pueden llegar a afectar a la salud mental y emocional de las y los pequeños, e incluso su desarrollo.

“Entre más chiquitos, la mirada de los papás es más importante. Conforme vamos creciendo, establecemos un vínculo a partir de la mirada que nos dieron de pequeños”, señala la psicóloga Fernanda Cobos Jarillo a MILENIO.

¿Qué frases no debemos decir a nuestros hijos?

Criar y educar es complejo. Desafía el trabajo emocional de los padres y las madres, a tal punto en que se pierde la calma y se replican actitudes que rozan en lo autoritario.

Sin embargo, este tipo de aprendizaje (heredado de generaciones anteriores) también se manifiesta en la crianza del día a día: regaños, estrategias y conductas que la mayoría atravesó, pero Fernanda Cobos no recomienda seguir implementado.

Insultar en diminutivo

Decir “tontito”, “burrito”, “mensito” u otro tipo de descalificativo con la terminación “-ito” o “-ita” no aminora el daño. Al final, destaca la especialista, los niños y las niñas sienten el mismo impacto que si utilizan ese adjetivo en su forma natural— en este caso, “tonto”, “burro” o “menso”.

En general, todo intento por aminorar o esconder un insulto o una grosería será fallido: “El tono que usamos, ellos lo perciben”.

Compararlos con otra persona

Este comportamiento es más común cuando hay hermanos en la familia. Sin embargo, también ocurre con amigos, primos u otros niños quienes— a los ojos de papás y mamás— hayan hecho algo o se hayan comportado mejor.

“Muchas veces decimos: ‘Mira, cómo él sí puede y tú no vas a poder’. Pero somos diferentes, tenemos contextos diferentes y habilidades diferentes”.

Dicha conducta ocurre cuando los padres y las madres tienen un concepto “muy alejado de la realidad” respecto a quién es su hijo o hija. Es decir, no son conscientes de su personalidad, sus gustos, competencias y procesos; y por ello voltean a ver quienes sí tendrían las expectativas que crearon en sus mentes.

Padres y madres deben evitar comparar a sus hijas e hijos con sus hermanos, primos, amigos o cualquier otro menor.
Padres y madres deben evitar comparar a sus hijas e hijos con sus hermanos, primos, amigos o cualquier otro menor. | Cuartoscuro

“¡Porque yo lo digo!”

Una de las repercusiones de esta frase es más evidente en la transición hacia la adolescencia, ya que pueden desarrollar rechazo o resistencia hacia la autoridad.

“Ciertas reglas que a veces no logran entender hay que explicarles por qué para nosotros es una regla que debe existir”.

Para ello, la psicóloga recomienda explicarles por qué sí o por qué no de una situación. Por ejemplo, si hay consecuencias de sus actos (que no sean castigos): “No juegues en las escaleras porque puedes caer y lastimarte”; o evocando situaciones similares que le hayan pasado: “Recuerda que la última vez te raspaste la rodilla y no pudiste ir a jugar con tus amiguitos”.

Condicionantes: “Si no haces esto, te voy a hacer esto”

Poco efectivas porque “casi nunca se cumple lo que decimos”, señaló la experta en infancias. “Entonces ahí nosotros mismos nos vamos restando autoridad”.

Además, el pequeño o pequeña comienza a asociar las actitudes que merecen una recompensa o castigo y, por ende, “actuará según la consecuencia de sus actos". O sea, quizá comiencen a ocultar cosas para evitar sanciones; comerán rápidamente para llegar al postre que mamá siempre me promete; etcétera.

En este caso, Cobos sugiere hacer de la rutina una aliada:

“Los niños también aprenden a través de la repetición. Entonces que todos los días es la misma rutina: llega, se lava las manos, come, se lava los dientes, juega un rato, hace la tarea, se baña y se acuesta. Entonces ellos ya saben qué esperar: si no termina de comer, no hay el siguiente paso y así sucesivamente si acabas a tiempo, puedes jugar media hora más"
"Lo ideal es que nada esté condicionado. Que los premios sean porque realmente nos nace: 'Por ser tú. Tú eres el premio'”.

Obligar a saludar de beso

“Cada vez hay más consciencia sobre el tema del abuso sexual infantil”, señala la psicóloga. “Y respetar sus límites (del niño o niña) es prevenir eso”.

Pero esta protección no tiene por qué estar peleada con la educación o las reglas sociales de respeto y comportamiento dentro de la familia. En este caso, saludar al llegar a un lugar o al encontrarse con otra persona.

Así que, en lugar de obligar a la pequeña o pequeño a saludar de beso a alguien que no conoce o simplemente cuando no quiere, las madres y padres pueden inculcarle otras alternativas de convivencia sin contacto físico y procurando sus límites. Por ejemplo, saludar sólo con la mano.

Ahora, si el niño o niña no muestra inconformidad, se les puede enseñar a utilizar este saludo únicamente con personas de su total confianza. De ese modo, también se refuerza su autonomía al brindarles el poder de decidir a quién sí y a quién no "darle besito".

“No necesariamente tiene que haber contacto físico, tú puedes decidir si es alguien de confianza, a quien quieres mucho, y le quieres dar beso y abrazos. Tú lo decides o sólo llegas y dices ‘Hola’ y levantas la manita. Eso lo puedes decidir tú porque es lo que te hace sentir cómodo”.

"¡No llores!"

“Viene de una crianza autoritaria”, señaló Cobos. Es decir, se invalidan las emociones de la pequeña o pequeño, al educarlo para llorar en sólo ciertas circunstancias— la muerte de un familiar, si fue castigado o si recibió un golpe— y no cuándo él o ella lo necesite.

Para ello, la psicóloga compartió a MILENIO cómo instruye este tipo de emociones:

“Lo que yo trabajo es: ‘todos nos podemos enojar, todos nos podemos sentir tristes. Y todos tenemos maneras distintas de expresarlo: tal vez yo me enojo y lloro. Y es válido. ¿Y si alguien más se enoja y necesita alejarse? También es válido. Mientras no lastime a otro o a mí mismo”.
Los límites de las y los niños también deben ser respetados
Los límites de las y los niños también deben ser respetados | Cuartoscuro

¿Qué es la crianza respetuosa?

Berrinches en los supermercados, niños golpeando a sus mamás o “haciendo lo que quieren” son algunas de las situaciones que, en redes sociales, abren el debate sobre la crianza respetuosa. Incluso, al buscar en TikTok surgen videos con títulos como “La crianza respetuosa no es realista”, “Cuando confundes crianza respetuosa con permisividad”, “Crianza respetuosa: bien 'malcriadotes'”, entre muchos más.

Cuestionada al respecto, Fernanda Cobos aclaró que la crianza respetuosa es “tratar a los niños como seres humanos independientes del adulto”. Es decir, entender que no son una extensión del adulto, sino una persona que siente y piensa completamente diferente a sus padres o madres.

Una vez con esto consciente, se establecen los límites y las consecuencias que regirán la crianza. O en palabras de la especialista: “Lo que es válido o no dentro de la familia”.

“No se trata de aplaudir absolutamente todo lo que hacen, pero sí reconocer que se esfuerzan; que se equivocan como todos; que pueden aprender y que esto de la crianza positiva no es perder los límites”.

ASG

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Alejandra Sigala
  • Alejandra Sigala
  • Egresada de la UNAM. Te explico las tendencias en redes sociales y los temas que despiertan tu curiosidad en el día a día. Escucho, amo y a veces escribo sobre K-Pop. Me encanta bailar y los gatos.
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