El matrimonio de Carlos ya estaba agrietado, pero una infidelidad terminó por romperlo. Según lo que narró a MILENIO, él fue descubierto seis meses después de cometer el acto y, pese a intentar explicar los hechos, su ex esposa se mantuvo firme y pidió el divorcio: “Sí me sentí mal. Me sentí perro”.
Ese suele ser el destino de las relaciones afectadas por la infidelidad— y el que la sociedad suele aceptar—. Sin embargo, las segundas oportunidades existen aún en la traición; tanto así que sí es posible restaurar la confianza y el vínculo. Pero para lograrlo no basta con decir “lo siento” o mostrar arrepentimiento.
“Se requiere una transparencia casi intachable para que pueda reconstruirse y volver a asociar las palabras de la persona con la transparencia y la verdad. Y eso toma tiempo”, explicó Isis Vázquez, psicóloga de parejas, junto a las claves para conseguir una verdadera reconciliación. “El perdón es una cosa y sanar es otra”.
1. Ambas partes deben perdonar
Usualmente, las parejas que deciden sobreponerse a esta crisis asumen que la parte afectada ha perdonado a quien cometió la falta. Pero cuando de infidelidad se habla, el perdón va más allá de preguntar “¿Me disculpas?” e, incluso, es un acto que conlleva responsabilidades de las dos partes.
Por el lado de quien cometió la infidelidad, implica el compromiso de reconstruir la confianza de tal modo que sus palabras y actos ya no sean asociadas con el engaño. En tanto, para la persona afectada significa “ya no culpar de manera activa a quien rompió los límites de la fidelidad”.
“No es que sea un ‘borrón y cuenta nueva’, es ya no usarlo como un arma”, señaló Vázquez.
Para ello, subrayó la especialista, es crucial que se cumplan otras dos condiciones: intención de la pareja por recuperar la relación y que el trauma de quien resultó afectado no sea un impedimento para el proceso. Sin estos puntos, el vínculo estará prácticamente perdido.
“Si la pareja dice ‘Queremos reparar’, excelente. Pero si vemos que el impacto en la salud mental de quien fue afectado es muy alto; no hay un camino en común o el perdón no está llegando, es momento de evaluar si efectivamente es lo que quieren”.
— ¿Y bajo cuáles circunstancias una infidelidad podría ser perdonada?, cuestionó MILENIO a la terapeuta
— Desde el enfoque de la terapia, no es que haya infidelidades que puedan perdonarse o no. Eso está a criterio tanto de la pareja como de los individuos: si la pareja está dispuesta a perdonar, se puede iniciar el proceso.
Por ello, insistió, el mayor indicador “de que tal vez no sea tan adecuado” es el nivel de trauma que haya dejado en la persona afectada.
“Al final es un evento traumático porque prende muchas alarmas que antes no estaban. Si vemos que la persona está muy lastimada y con muchas alarmas prendidas, ahí se va haciendo la recomendación de que sea una terapia individual”.
El datoLas tres características de la infidelidad
Aunque cada pareja tiene su propio concepto, la psicóloga rescata tres características de la infidelidad.1. Incumplimiento de acuerdos implícitos y explícitos
2. El secretismo: “Interacciones que hago y las oculto intencionadamente” 3. Inversión de tiempo y energía: “Puede ser inversión emocional, física o sexual”
2. Asumir que será un proceso incómodo
Una vez destruidas, la felicidad, confianza y tranquilidad tardan en reconstruirse; no se resuelven de la noche a la mañana. Pero el éxito o fracaso de este proceso no recae únicamente en los días, meses o años, también en cómo se gestionan las emociones incómodas que surgen en el camino.
Como todo proceso de duelo, no es lineal: los picos de esperanza y optimismo conviven con las rachas de shock, enojo, decepción y hasta tristeza. Por ende, lo ideal es
“Sanar es un proceso largo, difícil y que no todos logran con éxito. (...) No es comodidad, no es como que decido perdonar y ya todo es felicidad. Hay emociones muy incómodas que necesitan herramientas para entenderlas. (...) Hay personas que pueden considerar que hasta que no sientan una total tranquilidad, no han logrado el objetivo. Entonces puede que no llegue a pasar nunca”, explicó Vázquez.
3. Replantear las dinámicas
Es irreal— casi utópico— aspirar a que la relación vuelva a ser igual a como era antes de la infidelidad, pues impactan directamente en la confianza que una persona tenía en su pareja.
Vázquez lo compara con el trauma de un accidente automovilístico: es difícil volver a manejar o incluso subirse a un carro.
Ante ello, el cerebro debe aprender a desprenderse de las red flags que le insinuaban una eventual traición. Y una de las maneras de lograrlo es replantear con claridad y sin rodeos las dinámicas y los acuerdos de fidelidad; es decir, “¿Qué actos definen fidelidad e infidelidad?”.
“A veces la fidelidad es muy implícita. La asumimos. Pero cada pareja es un mundo (...) incluso, cuando expones una misma situación en las redes, para unos implica una total infidelidad y otros lo consideran exagerado. Es totalmente subjetivo y por eso es importante hacerlo súper explícito”.
4. Procurar una narrativa de pareja
Perdonar una infidelidad tiene un inevitable costo social: juicios hacia tu autoestima, miradas de indignación o comentarios como “¿En serio crees que funcionarán?” o “Quiérete tantito”.
“Es algo que debemos aceptar que va a suceder. Es algo que llamamos ‘aceptación radical’: sí o sí va a suceder”, puntualizó Vázquez.
Así, la pareja debe apoyarse y afianzarse en su narrativa para hacer frente a los estigmas— los cuales pueden emanar del círculo familiar o de amistad—. O como la psicóloga lo explicó: “El por qué lo estamos intentando: por nuestra familia, nuestra historia, porque creemos en segundas oportunidades”.
ASG