La industria del gaming y las apuestas online atraviesan uno de los momentos de mayor expansión en Latinoamérica. La combinación de conectividad, pagos digitales inmediatos y experiencias diseñadas para la gratificación instantánea ha convertido al juego online en un negocio millonario que crece a un ritmo acelerado en la región.
Sin embargo, este crecimiento no ha venido acompañado, en todos los casos, de una infraestructura de seguridad capaz de sostenerlo.
La confianza del usuario se ha convertido en el principal campo de batalla. Hoy, solo una minoría de jugadores se siente realmente protegida al apostar o jugar en línea, una señal de alerta para un sector que depende directamente de la credibilidad de sus plataformas.
El problema no es solo la existencia de fraude, sino su sofisticación: ataques impulsados por inteligencia artificial que evolucionan más rápido que muchas de las defensas tradicionales.
Los robos de cuentas ya no son escenarios hipotéticos, sino prácticas cada vez más frecuentes dentro del ecosistema del gaming online. En este contexto, el jugador se enfrenta a una paradoja: quiere inmediatez y fluidez, pero también exige garantías de que su identidad y dinero están protegidos.
Ante este panorama, la conversación ya no gira únicamente en torno a crecimiento o innovación, sino a la necesidad de construir un ecosistema digital más robusto, donde tecnología, regulación y educación avancen al mismo ritmo. La seguridad dejó de ser un “extra” y se convirtió en el verdadero talón de Aquiles del juego online.
¿Por qué los jugadores no confían? El impacto del fraude impulsado por IA
Que solo el 39% de los usuarios confíe en la seguridad de las plataformas de juego online no es un dato aislado, sino el reflejo de un entorno cada vez más complejo.
De acuerdo con Samer Atassi, vicepresidente para Latinoamérica de Jumio, la desconfianza se explica por una combinación peligrosa: fraudes impulsados por inteligencia artificial y la falta de estándares de seguridad homogéneos en la región.
“Hoy vemos deepfakes, identidades sintéticas y robos de credenciales que evolucionan muy rápido; el jugador no siempre puede distinguir si una plataforma es legítima o riesgosa”, explicó Atassi a MILENIO.
A esto se suma que muchas plataformas aún carecen de procesos robustos de verificación al momento de acceder a una cuenta o realizar un pago, lo que refuerza la percepción de vulnerabilidad.
Este escenario no solo pone en riesgo al usuario, también compromete la credibilidad de toda la industria.
“Cuando el entorno se percibe como poco confiable, el crecimiento del mercado empieza a jugar en contra”, advirtió el directivo.
Identidades falsas y cuentas robadas: así opera el fraude en el gaming
El fraude en el gaming online ya no responde a esquemas tradicionales. Atassi detalla que hoy predominan tres tipos de ataques:
- La creación de identidades sintéticas con ayuda de IA para abrir múltiples cuentas y explotar bonificaciones
- El uso de deepfakes biométricos para engañar procesos de verificación mal protegidos
- La apropiación de cuentas legítimas mediante el robo o generación de credenciales.
“Estos fraudes no solo generan pérdidas económicas, también distorsionan la integridad del juego (...) Cuando un sistema es fácilmente manipulable, la experiencia deja de ser justa y transparente, afectando tanto a operadores como a jugadores legítimos, señaló Atassi.
La velocidad con la que evolucionan estos ataques ha superado a muchos métodos tradicionales de seguridad. Por ello, el reto ya no es solo detectar el fraude, sino anticiparlo en tiempo real, antes de que se concrete una transacción o una apuesta.
Regulación, KYC y biometría: ¿puede la seguridad alcanzar al crecimiento?
Para Atassi, la regulación es un factor determinante para frenar el fraude en el juego online.
“Con normas claras es posible establecer estándares mínimos de verificación y obligar a los operadores a adoptar tecnologías que detecten el fraude de forma proactiva”, comentó a Milenio.
- Avances en Latam
En Latinoamérica, el avance es desigual. Brasil ha marcado la pauta con una regulación que en vigor desde enero de 2025, que obliga a procesos sólidos de KYC, controles contra el juego ilegal y verificación estricta de identidad y edad.
Perú avanza con una normativa vigente, aunque aún en desarrollo; Argentina camina hacia una regulación federal; mientras que México, advierte Atassi, sigue careciendo de reglas claras, lo que abre la puerta a mayores riesgos.
En este contexto, las soluciones de autenticación biométrica y verificación de identidad se vuelven clave. Las tecnologías que comparan documentos oficiales con datos biométricos, detectan intentos de manipulación y monitorean el comportamiento del usuario en tiempo real permiten bloquear fraudes en segundos, algo que los métodos manuales ya no pueden garantizar.
Un jugador más consciente y un ecosistema más responsable
Lejos de resistirse a estas medidas, el jugador latinoamericano muestra una mayor disposición a la verificación cuando entiende que se trata de protección y no de fricción.
“La seguridad dejó de ser un obstáculo y se convirtió en un diferenciador de confianza”, expresó Atassi, al destacar que una mayoría de usuarios está dispuesta a invertir más tiempo en procesos de verificación robustos.
La tecnología también cumple un papel central en la protección de menores y en la promoción del juego responsable. La biometría avanzada permite confirmar la edad real del usuario y detectar patrones de riesgo asociados a comportamientos compulsivos, reforzando la integridad del ecosistema.
Para Atassi, la educación del jugador es el último eslabón. Reconocer señales de fraude, adoptar buenas prácticas de seguridad digital y entender el valor del KYC fortalece tanto a los usuarios como a las plataformas.
“El eslabón más débil puede convertirse en el más fuerte cuando cuenta con la información adecuada”, concluyó.
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La confianza como moneda clave del gaming online
De cara al futuro, Atassi visualiza un ecosistema donde la identidad reutilizable, la detección avanzada de deepfakes y la inteligencia de identidad en tiempo real serán la norma. La confianza digital, anticipa, tendrá el mismo peso que la experiencia de juego.
“Las plataformas que combinen tecnología, regulación y educación serán las que lideren el mercado”, dijo a MILENIO.
En una industria que avanza a toda velocidad, el verdadero diferenciador no será solo quién crece más rápido, sino quién logra hacerlo de forma segura y confiable.
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