El Senado aprobó reformas a diversas disposiciones fiscales, entre ellas la creación de un impuesto del 8 por ciento a los videojuegos catalogados como violentos, es decir, aquellos con crueldad extrema y no aptos para menores de 18 años.
Gustavo Oribe Mendieta, profesor del Instituto de Artes de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, señaló que la presencia de imágenes agresivas en los juegos digitales no implica que sean detonantes de conductas negativas. Explicó que esto solo ocurre cuando ya existen dificultades personales o contextos de vida complicados que influyen en el comportamiento.
“Cuando una persona viene de condiciones sociales, familiares o económicas muy difíciles puede generar tendencias que atenten contra el bienestar de otros, por lo que cualquier tipo de detonante podría ser lo que le lleve a tomar acciones”, comentó.
El creador de contenido digital afirmó que tales decisiones reflejan una falta de contacto con el sector, al repetir estigmas que en otros momentos se han dirigido hacia los cómics, el cine, la televisión e incluso los libros. Advirtió que la medida podría provocar un estancamiento en la industria nacional y pérdidas económicas para quienes participan en ésta.
Contrastes
Oribe Mendieta recordó que los videojuegos ofrecen beneficios relevantes. Señaló que estimulan el desarrollo del cerebro, potencian la creatividad, pueden utilizarse con fines terapéuticos, reducen el estrés, fomentan el trabajo en equipo y la socialización, facilitan el aprendizaje de un segundo idioma y mejoran la coordinación mano–ojo, e incluso la coordinación corporal.
Frente a este contexto, invitó a padres de familia a informarse sobre la Clasificación de Software de Entretenimiento, que regula a nivel mundial el contenido de los videojuegos. Consideró que conocer estas categorías permite tomar decisiones de compra responsables y evaluar el tipo de experiencias a las que tendrán acceso niños y adolescentes.
Finalmente, subrayó que los creadores de videojuegos utilizan este medio como forma de difusión cultural y expresión artística, además de generar aprendizaje en distintas áreas. “Un impuesto no representa una solución ni un apoyo real contra la violencia” sostuvo el académico.
