Política

Narcocorridos y narcoseries, un llamado a conversar sobre el narcotráfico

En entrevista, Ainhoa Vásquez Mejías, autora del libro 'Narcocultura', aborda algunos aspectos de los productos artísticos en torno al crimen organizado.

En la noche del sábado 29 de marzo, la agrupación musical Los Alegres del Barranco interpretó su corrido El del Palenque, durante un concierto en Zapopan, Jalisco. 

“Soy el dueño del palenque, cuatro letras van al frente, soy del mero Michoacán, donde es la tierra caliente, soy el señor de los gallos, el del cártel jalisciense”, corearon los asistentes. De fondo, proyectada en una pantalla, una ilustración de Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

El suceso generó una cadena de repercusiones. El gobierno de Estados Unidos le retiró las visas de turismo y de trabajo a los miembros del grupo de música regional mexicana, al argumentar que no se iba a “extender la alfombra roja a quienes enaltecen a criminales y terroristas”.

Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum reprobó el hecho. “No debería de ocurrir eso, imagínense, no está bien; que se haga una investigación, no es correcto”, expresó durante su conferencia matutina del 31 de marzo. 

Sin embargo, rechazó la idea de una prohibición de los narcocorridos. “No es un asunto de prohibir, de decir: ahora ya se van a prohibir los corridos tumbados que hablan de apología de la violencia, no”.

En tanto que el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, ordenó que en todos los espectáculos públicos dependientes del gobierno de la entidad se prohibiera la presentación de artistas que hagan apología del delito o referencia a grupos delictivos.

En abril,Aguascalientes y Michoacán hicieron lo mismo. Querétaro fue el último en dar ese paso. En agosto, su gobernador, Mauricio Kuri, emitió un decreto para prohibir que en eventos o lugares de acceso público “se interprete o se reproduzca la música que glorifique la violencia, que haga apología del delito o que promueva la cultura del crimen”. 

Este es el corrido El del Palenque de la agrupación Los Alegres del Barranco | VIDEO

Polémica no se reduce a la música

La controversia sobre el narcotráfico como tema central de productos culturales no se ha reducido a la música, pues en abril de este año, la diputada local del PAN, Laura Álvarez, exhortó a la Secretaría de Gobernación a que prohibiera no solo los narcocorridos, sino también las narcoseries, por considerarlas “una forma abierta de apología y abalanza al delito”.

De hecho, las críticas a estos productos televisivos vienen de tiempo atrás. En 2022, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador se pronunció en contra de las narcoseries, al expresar que “pintaban mundos color de rosa”, pero que no mostraban ese “otro lado que duele mucho, la destrucción, sobre todo a jóvenes”.

Dos años después, el ex mandatario volvió a hablar en contra de estas series.

"Todo esto que ponen en las series de Netflix, o donde hacen apología, o dan a conocer que son muy poderosos los narcotraficantes o los que se dedican a la delincuencia, que hablan por teléfono, ‘a ver, comuníqueme ahí con el general, comuníqueme con el presidente’, y las residencias y los carros último modelo, las chamacas guapas".
"Eso no es así, eso es montaje. Se tienen que andar ahí cuidando, no sólo de las persecuciones de autoridades, sino de las otras bandas, ¿qué vida es esa? Es mejor vivir modestamente que vivir con esa angustia", aseveró en su conferencia matutina del 15 de febrero de 2024.

Así, tanto las narcoseries como los narcocorridos han sido señalados desde la política de alabar a grupos delictivos, por lo que se ha considerado inconveniente su difusión.

Narcoficciones, una reflexión sobre el crimen organizado

En entrevista para MILENIO, Ainhoa Vásquez Mejías, doctora en Literatura Latinoamericana y autora del libro Narcocultura, abordó algunos aspectos de los productos culturales que se centran en el mundo de narcotráfico.

En primer lugar, la especialista señaló que hay una diferencia entre los términos "narcocultura" y "nacoficción". El primero, dijo, se refiere a “los hábitos, las costumbres y los códigos que surgen y comparten los grupos delictivos. Mientras que el segundo, explicó, alude a “los productos artísticos que se generan en torno a las costumbres del mundo criminal, pero que son realizados y consumidos por personas externas a este”. 

Posteriormente, la especialista apeló a la necesidad de que existan narcoficciones (música, series, libros), pues estas son las quemuestran de una manera crítica lo que está ocurriendo en el país.

"Muchas veces, otros medios lo que hacen es mostrarnos la violencia de un modo morboso, banal o bastante naturalizado; en cambio, las ficciones lo que hacen es aportarnos visión crítica, nos obligan a conversar sobre lo que está pasando, a través de artefactos estéticos".
"Las narcoficciones son fundamentales para la educación, en vez de censurarlas o prohibirlas, lo que tenemos que hacer es usarlas a nuestro favor, hacer reflexiones críticas y profundas con los jóvenes y los niños".
En entrevista, Ainhoa Vásquez Mejías, doctora en Literatura Latinoamericana, aborda algunas características de las ficciones en torno al narcotráfico.
Ainhoa Vásquez Mejías, autora del libro 'Nacocultura'. | Foto: Especial

¿Apología del delito?

Acerca de la discusión sobre la pertinencia de los productos artísticos en torno al crimen organizado, así como de la apología al delito que pudieran representar, la académica explicó que “las narcoficciones son, en general, moralizantes, pues te “muestran cómo el consumo de drogas te va degradando moral, física y psicológicamente”.

"Enseñan una parte pequeña del mundo de lujo que viven (los narcotraficantes), a través de la narcoestética que presentan, pero, de inmediato, tanto en las series como en la música o en la literatura, lo que se hace es darle un vuelco a la vida del personaje, para que, entonces, se perciba angustiado, asediado, que tiene que andar corriendo, y ni siquiera puede aprovechar el dinero que posee", agregó.

No obstante, Vásquez indicó que no todos los productos culturales que abordan este tema tendrían que ser moralizantes, ya que “la gracia de que sean artefactos estético-ficcionales es que te enfrentan, de una u otra manera, a la realidad, pues la moralidad tendría que venir de quien consume o está expuesto a estos productos”.

"La moralidad está en el espectador. Los espectadores, en general, son personas bastante conscientes; tendemos a pensar que la gente no tiene una reflexión y que no hay ninguna mediación entre lo que ve y sus actos, pero sí hay un proceso de reflexión consciente, de conversación, que es lo que, finalmente, media la percepción de lo que estas viendo, escuchando o leyendo", dijo.

De igual forma, la experta enfatizó que “no podemos negar que hay apología al narcotráfico en estos productos, sobre todo en las canciones”, pero, aseveró, cuando se dan estos casos cabe preguntarse: “¿hasta qué punto nos están mostrando un lado del mundo del narcotráfico? Un lado que tampoco podemos negar que tiene lujos, que da dinero, que te saca de la pobreza, que te da esta adrenalina de la masculinidad, que te permite ser súper macho y entrar en un colectivo súper masculino”. 

"También te están mostrando un lado del narcotráfico que te da satisfacciones; podría darse, por algo es un negocio tan lucrativo, no podemos negar esa parte", expresó.

En ese sentido, Vásquez Mejías apuntó que las narcoseries son “complejas porque te muestran el aspecto que podría causar satisfacción del narcotráfico y también la contraparte de cómo ese mundo se vuelve una pesadilla”.

Añadió que las canciones son más cortas, por lo que “tenemos que conocer la producción más compleja y completa de un artista, pues ahí podríamos encontrar esos dos lados: esa parte que te produce satisfacción y cómo esta se derrumba porque mataron a la gente que tú querías o porque tu vida corre peligro constantemente”.

Las narcoseries también han sido señaladas de apología al delito.
Las narcoseries también han sido señaladas de apología al delito. | Foto: Especial

Música de la narcocultura

Sobre la posible vinculación de los cantantes de narcocorridos con el crimen organizado, Vásquez señaló que las canciones que son pagadas por narcotraficantes forman parte de la narcocultura, puesto que la música es creada en el entorno de grupos delictivos y ellos son los receptores.

"Algunas veces las canciones pudieran ser pagadas por los narcotraficantes; no podemos negarlo. En ese caso, serían parte de la narcocultura, porque se forman en el seno del narcotráfico y están dirigidas hacia un público que también son narcotraficantes". 

Sin embargo, la autora señaló que también “hay narcoficciones que, aunque toman a una persona vinculada con el narcotráfico, no están contando la realidad, pues están creando, en términos literarios, un personaje con complejidades, cosas buenas y malas; no deja de ser ficción”.

Finalmente, Vásquez expresó queno se puede saber de donde surge un producto cultural de este tipo, si el cantante fue o no pagado, “pero lo que sí sabemos es cómo podemos usarlo; tiene que tener un uso reflexivo y pedagógico. Puede que sea parte de la narcocultura, pero a nosotros, como público general, que no somos parte del narcotráfico, nos llega igual, de alguna manera, como una narcoficción”. 

"Por ello, creo mucho en el poder de la conversación que te dan los productos culturales sobre el narcotráfico y su vinculación con la educación. Un profesor o un papá puede sentarse con el estudiante o el hijo y decirle: 'reflexionemos, ¿qué nos está diciendo la canción?, ¿cuál es el contexto en que surge?, ¿qué nos dice de México y del personaje?, ¿por qué te gusta?, ¿te fijas en la letra o solo en la música?'
"Categorías básicas, digamos, que nos ayudan a desentrañar por qué alguien escucha este tipo de música. Entonces, así podríamos saber que hacer con el uso de de estos productos", finalizó.

IYC

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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