Laurence de Jesús Garibay Torrero creció con la inquietud de ser maestro. De ver a su abuela y profesores que los inspiraron en su infancia, su sueño comenzó en su natal Acaponeta, en Nayarit, y que ha venido desarrollando a lo largo de 12 años de servicio ya avecindado en Jalisco.
“Estuve primero en la Normal Experimental de Acaponeta, posteriormente por situaciones personales tuve que pedir cambio a la Normal de Tepic que es el Instituto Estatal de Educación Normal de de Nayarit, estuve en esas dos escuelas y me forjaron bastante mis maestros, que me dieron un gran aprendizaje, ejemplo de cómo debemos de ser resilientes, siempre los docentes debemos tener esa capacidad de salir adelante”.
Condiciones complicadas no impiden a alumnos superarse, dice
Su primer trabajo fue en Arandas como maestro rural en comunidades marginadas como Santibáñez, donde se forjó como docente.
“Difícil en un primer momento pero que te das cuenta de la situación de la comunidad, pero posteriormente es muy bonito darte cuenta que a pesar de que tienen escasez, necesidades, ellos solos empiezan a poner de sí mismos para ir mejorando y esa comunidad me enseñó que el que tengan circunstancias económicas complicadas, no define ni quiénes son ni lo que van a hacer”.
El profesor añadió que actualmente mantiene comunicación con ex alumnos, “la gran mayoría otros que se dedican a ser albañiles o tener algún comercio, pero la gran mayoría siguen adelante y eso me llena de gran orgullo y satisfacción porque veo que realmente ellos han superado el estándar que tenían en su comunidad”.
Alumnos superan al maestro
Con diplomado y maestría en educación, actualmente da clases al cuarto grado de la Escuela Urbana 108 en Guadalajara, donde se ha ganado el cariño de sus alumnos.
“Afortunadamente mis niños son muy amables, muy lindos, por ahí me dejan mensajitos que tengo pegados en algunos lugares del salón, son muy lindos todos mis alumnos que tuve desde que estuve en Santibáñez en Arandas, todavía están en contacto conmigo, hay algunos que viven en el extranjero y me es satisfactorio y muy bonito darme cuenta que siguen adelante y superan al maestro, que es el objetivo en la vida que se superen ellos mismos”.
Pero no solo los alumnos, sino también los padres de familia, han abrazado a este profesor que ya es más tapatío que nayarita.
“Ciertamente Jalisco me ha dado este crecimiento personal, me ha dado esta seguridad profesional, ese cobijo, la gente ha sido muy amable, no nada más los niños, aún tengo contacto con varios padres de familia de mis alumnos y es sumamente maravilloso tener ese contacto con ellos porque me dice que no solamente se trata de cómo el maestro llega con incertidumbre con dudas a conocer nuevos niños, sino que los papás te cobijan muchas veces y te dan ese cariño y ese amor también de familia, tanto así que hasta tengo compadres que eran papás de mis niños y ahora son compadres míos de que tenemos una relación muy bonita”.
Laurence ama la docencia, porque ha encontrado un camino que con paciencia, preparación, energía, resiliencia y empatía, lo ha ayudado a formarse como ese maestro que espera dejar una huella en sus alumnos, como sus profesores la dejaron en él.
SRN
