Policía

¡Una avioneta calcinada y casquillos de bala! Así es caminar en Novolato, tierra donde se enfrentan Los Chapitos y La Mayiza

El recorrido por Navolato confirma que el conflicto no es esporádico, sino constante. Las calles son atravesadas por camionetas que circulan a gran velocidad.

El camino que lleva a la sindicatura de Villa Benito Juárez, en Navolato, Sinaloa, parece un corredor silencioso que intenta ocultar la crudeza de la guerra que se libra en sus calles. Sin embargo, basta ingresar al poblado para constatar el nivel de violencia que se vive en esa zona ubicada a media hora de Culiacán.

Lo primero que recibe al visitante es una imagen escalofriante: los restos calcinados de una avioneta fumigadora. El fuselaje consumido por las llamas, con las alas aún en pie, se convirtió en símbolo del enfrentamiento que se desató días atrás, cuando grupos armados incendiaron una aeronave y cosieron a balazos a otra, además de abrir fuego contra varios vehículos estacionados en el aeródromo conocido como La Luna.

Las ráfagas impactaron también la fachada del lugar, aunque, de manera fortuita, no se reportaron personas lesionadas.

​Violencia en Navolato 

La violencia no se detuvo ahí. Avanzando por las calles de la sindicatura, el ambiente está cargado de un silencio espeso, como si el pueblo entero contuviera la respiración.

La tarde del jueves 11 de septiembre, policías municipales y elementos del Ejército mexicano llegaron tras un reporte de detonaciones de arma de fuego a la entrada del poblado. Hallaron únicamente una mancha de sangre y casquillos de rifles de asalto regados en el suelo.

La persona herida, aparentemente, logró escapar. No había cuerpos, solo rastros de la batalla que se libró minutos antes.

A pocos metros, otro escenario revela la magnitud de la violencia: un bar con los cristales destrozados y la fachada perforada por impactos de armas de grueso calibre. Los pobladores relatan que todo ocurrió el 3 de agosto, en plena tarde, cuando hombres armados se enfrentaron entre sí, dejando como saldo una persona muerta.

El recorrido por Navolato confirma que el conflicto no es esporádico, sino constante. Las calles son atravesadas por camionetas que circulan a gran velocidad, para los vecinos, no hay duda de que se trata de sicarios que patrullan en busca de rivales.

“Es una zona dominada por Los Chapitos”, explican, aunque reconocen que la gente de Ismael El Mayo Zambada disputa el control de este territorio clave para el trasiego de drogas, principalmente fentanilo.

Las huellas de la guerra están en cada esquina. Casas abandonadas con ventanas rotas y fachadas marcadas por ráfagas de fusil se repiten como estampas de un pueblo que resiste a la violencia.

En una de las calles principales, un habitante, que pide mantener el anonimato, rompe el silencio para narrar lo ocurrido minutos antes de nuestra llegada:

“Ahorita que se pararon ustedes no tenían ni 20 minutos que se habían pegado un agarre, pasaron dos camionetas grises y esos van sobre la gente que tiró ahorita, ese es el detalle, ahora sí está dura la cosa ahorita”.

Población comienza a acostumbrarse

El relato se mezcla con la resignación que cargan los pobladores. La violencia se ha convertido en el pan de cada día, un riesgo latente, porque en esta guerra han muerto tanto inocentes como criminales.

“El problema que le toque a la gente inocente, hay veces, por ejemplo, a las 11:40 mataron a unas personas con los niños en las calles (sic), hombres ya ni la changan (sic), está cabrona la cosa (sic), pero no hay más que aguantar. Esta violencia se tiene que acabar porque de plano ya tenemos más de un año con esta refriega”.

Navolato no solo está atrapado en medio de la guerra entre dos de las facciones más poderosas del Cártel de Sinaloa; también carga con el peso de la incertidumbre y el miedo de quienes, sin pertenecer a ningún bando, son los que más sufren las consecuencias.

En Villa Benito Juárez, la violencia no es noticia: es rutina. Los enfrentamientos se repiten, las balaceras sorprenden en cualquier esquina y las familias viven con el temor de que la próxima ráfaga los alcance.

Aun así, entre las casas marcadas por disparos y las calles recorridas por hombres armados, la vida cotidiana se aferra a seguir.

Porque, como dicen los propios habitantes, “está dura la cosa ahorita”.

RM

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Jorge Martínez
  • Jorge Martínez
  • Periodista y comunicador con más de 20 años de trayectoria en medios de comunicación, especializado en coberturas nacionales e internacionales de alto impacto. Es egresado de la Universidad Enrique Rebsamen, donde cursó las licenciaturas en Ciencias y Técnicas de la Comunicación y en Derecho. Ha participado en la cobertura de acontecimientos de relevancia mundial, entre ellos, las detenciones de Joaquín 'El Chapo' Guzmán, uno de los episodios más significativos en la historia reciente de la lucha contra el narcotráfico en México.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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