"Te vamos a dejar vivir para que nunca olvides este momento", son las palabras que miembros de Los Caballeros Templarios le dijeron a una cortadora de limón el 10 de abril de 2013, momentos después de haber desatado un brutal ataque contra decenas de productores agrícolas en el municipio de Apatzingán, en Michoacán.
De acuerdo con investigaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), aquel suceso es recordado entre los pobladores de la región como "la matanza de los limoneros" y se ubica entre las mayores tragedias que expone el asedio del crimen organizado contra el sector citrícola. ¿Qué pasó ese día? En MILENIO te contamos.
Una reunión que acabó en desgracia
Para 2013, varias decenas de municipios del estado ya sumaban años bajo el constante acecho de grupos criminales como La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios.
Según los casi tres mil testimonios recabados por la CNDH, vertidos en un informe sobre el surgimiento de los movimientos de autodefensa, los productores agrícolas sufrieron incontables casos de secuestro, homicidio, desaparición y despojo debido al afán de los cárteles por afianzarse en el territorio.
Ante la ineficiencia de las autoridades estatales y municipios, las poblaciones fueron "dominadas por el terror y por la ausencia real de posibilidades de denunciar a quienes dañaban a la sociedad", expone el documento de la agencia gubernamental.
En este contexto, el 10 de abril de 2013 un contingente de jornaleros realizó una marcha hacia la glorieta de Cuatro Caminos, en la cabecera del municipio de Múgica, para reunirse con el gobernador interino de ese entonces, Jesús Reyna García.
Los manifestantes esperaban que su encuentro con el mandatario se tradujera en acciones para proteger al sector de los bloqueos y agresiones perpetradas por Los Caballeros Templarios, así como para incrementar las oportunidades de trabajo.
En ese entonces, el grupo delictivo era el encargado de regular los precios de los productos y de fijar las rutas de comercialización del cítrico.
Cuando el contingente viajaba de regreso hacia Buenavista Tomatlán, con escolta de algunos policías federales, un comando armado desató una violenta emboscada con armas de alto calibre y granadas de fragmentación.
"Cuando detonaron las armas de fuego en su contra, la gente se bajó de las camionetas en las que se transportaban para intentar esconderse en las huertas o debajo de los vehículos", se lee en el informe de la CNDH, construido a partir de los testimonios de múltiples sobrevivientes.
Una de las víctimas relató a los representantes del organismo público que su padre falleció durante la emboscada, mientras que ella recibió cuatro heridas de bala y sufrió la fractura de una costilla tras ser alcanzada por fragmentos de una granada.
Otra de las personas sobrevivientes narró que su hijo, quien le había pedido apoyo al gobernador horas antes, murió a causa de los disparos.
Una víctima más denunció que, después del ataque, su madre fue a recoger el cuerpo de su esposo a una clínica, pero le entregaron el cadáver equivocado. "Aseguró que el agente del Ministerio Público nunca la buscó para dar continuidad a la investigación", establece el documento.
La versión oficial sobre este suceso establece que la embestida de Los Caballeros Templarios dejó un saldo de 12 personas fallecidas, aunque los testimonios recabados por la CNDH sugieren que la cifra de muertos podría ser de alrededor de 32.
BM.