Realizaremos algunos comentarios de la iniciativa Monreal/Cuevas, dada la experiencia que hemos adquirido de la 4T y del estudio de la reforma en competencia española que hemos estudiado a raíz del curso de Derecho español de la competencia en la Universitat Internacional de Catalunya.
Así como la creación de la CNMC obedeció a razones de concentración de poder “y sus incompetentes cuates” por el ahora “difunto” político Mariano Rajoy, que esperemos descanse en el cementerio de los peores políticos que ha dado el PP en su historia, no esperamos que esto vaya a ser distinto con AMLO (al revés, podría desaparecer este instituto en los hechos, porque sus criterios se van a limitar a coincidir con lo que su jefe diga en las mañaneras), con lo que tendremos un organismo constitucionalmente no autónomo a los deseos de nuestro presidente “tropical”;
La “calidad de la regulación” tarda tiempo en que se pueda medir su solidez, y no ha sido la excepción en la CNMC; en el caso del macrorregulador “tropical” de la 4T, su fundamentación técnica tenderá a empeorarse de forma incremental –si alguna vez mejora el nivel de razonamiento de un párvulo-, dado además que los comisionados no pueden ser expertos en todas las áreas técnicas que les exige su nueva Ley – es imposible pedir pensar la competencia a un miembro de la 4T-;
El nuevo macrorregulador solamente tendrá en los hechos un mandato legal: obedecer las “ocurrencias” del caudillo de la 4T en las mañaneras; por lo que será plenamente irrelevante que se le estableciera un mandato legal simple, técnico pero al alcance de los humanos, como ha terminado pasando con los comisionados de la CRE, que son ahora una nueva sección de Palacio Nacional.
Centralizará demasiado la ya centralizada economía mexicana; va en contra de las reformas de mercado de las últimas décadas y el “discurso” ladino y mentiroso de López Obrador. Espantará aún más a las inversiones con lo que retrocederemos cuatro décadas en la historia.
Esta iniciativa acumula más poder en manos del ejecutivo y la experiencia demuestra que sin una economía descentralizada los países no se desarrollan.
Dado el afán de austeridad del gobierno de López Obrador, que pretende ahorrarse cerca de mil 200 millones de pesos anuales para comprar con esos “ahorros”.
La política de austeridad de AMLO ocasionará que sus edificios sean de personas de diafra, atendidos por la Madre Teresa, junto a unos cuantos “dioses” que vivan de sus licitaciones sin competencia al gobierno federal.
A lo anterior habrá que sumar la pérdida de expedientes, de transparencia, lentitud en los procedimientos (cuya duración se ampliará después más allá de que Catalunya consiga la independencia, es decir, una eternidad); funcionarios dogmáticos, flojos e intimidadores.
Como ya nos ha tocado a muchos, por disimular sus tropelías, el funcionariado de la 4T cometerá errores de niño de primaria que dejarán al ciudadano en situación mucho peor que en la que se encontraban tras haber presentado su instrumento de defensa, creando la fusión de reguladores y autoridades antitrust reguladores un “monstruo jurídico de tres cabezas digno de Kafka” para justificarse de lo injustificable –el atropello y la incompetencia-.
Si los organismos previos a la reforma eran al menos “cotos feudales cerrados”, el “señor feudal de la 4T” estaba por lo menos limitado; con el macrorregulador viviremos épocas que nunca se vivieron en México: Nuevos Atilas, que por donde pisen no vuelva a salir el pasto; el Ingeniero agrónomo presidente de Pemex, capaz de perder 600 mil millones de pesos en un semestre, pues no aprendió en su carrera política a manejar empresas públicas, a cambio de la “fidelidad” a prueba de balas a favor de López Obrador.
El nuevo organismo cuyo anuncio aplaude el Senador Monreal, no pasará de ser una “oficina” de “trácalas” del mafioso del Senado, eso sí, con unos olores peores a granja de cerdos nunca perfumada.
El derecho de la competencia es la mejor protectora de la libertad de empresa, y sin libertad de empresa a juicio de algunos no puede haber libertades políticas, como Milton Friedman, y la libertad de empresa es la Carta Magna de los regímenes libertarios.
Y la libertad se gana día a día, momento tras momento, sin importar las veces que las administraciones políticas nos nieguen nuestras libertades: no es la primera vez ni la peor por la que ha pasado en México.
Si algo me ha mantenido en este país es su capacidad de resucitar de las cenizas. De la expropiación bancaria hasta la reciente captura de la CRE sólo cambian “la banda de malhechores”. No se trata de “ideología” o de conservadurismos (en las que se pueden meter a las mujeres infamadas, a los tecnócratas, a las antropólogas desempleadas, a las mujeres sin estancias infantiles y sin refugios, a la falta de apoyo a las PYME, al fracaso en la pandemia que le ha servido a AMLO como anillo al dedo para emitir legislación ordinaria), sino de economía de la sensatez
¿Qué tiene que ver la pandemia con la unificación de los reguladores con pretexto de la pandemia? Es un acto de autócrata en su más pura versión. Los ahorros de 1,200 millones de pesos del nuevo “orfanatorio” no compensarán el de 2.5 a 10% que se considera que una legislación protectora de la competencia y a favor de las empresas, hacen crecer al Producto Interno Bruto. Al operar en libertad, los empresarios logran de manera indirecta un estado de bienestar, por lo que no se considera tampoco por esas razones modificar el marco de nuestros reguladores y organismos autónomos.
* Máster y Doctor en Derecho Económico. Profesor Investigador de la Facultad de Negocios de la Universidad De La Salle Bajío y miembro nivel I del SNI. Autor del libro Competencia en tiempos de crisis.
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