Política

El punto ciego de la reforma eléctrica

La reforma eléctrica requerirá de grandes aumentos en el gasto público que Morena no está previendo y Va por México está ignorando como estrategia para ganar en el largo plazo.

En el fondo, la reforma eléctrica es una discusión entre dos grupos que tienen una visión opuesta de la capacidad del Estado.

Por un lado, está Morena, quien cree que la CFE puede convertirse en una empresa productiva y verde. Esta CFE hipotética tendría poder de mercado para crear subsidios cruzados que disminuyan el costo de la electricidad para los más pobres, a costa de aumentárselo a las grandes empresas. Además, consideran “un atraco” que los privados no paguen lo suficiente para cubrir el soporte que la CFE debe brindar ante la variabilidad de la producción privada solar y eólica.

Por el otro lado, está quien cree que la electricidad debe ser proveída por quien sea que tenga la capacidad para hacerlo a menor precio (actualmente los privados) y que la CFE enfrenta severos problemas que la hacen poco productiva: un pasivo laboral creciente, sequías en sus hidroeléctricas y falta de recursos para la inversión verde. También observan que la reforma, de ser aprobada, podría ser llevada a tribunales internacionales por violaciones al capítulo 14 y 22 del T-MEC con costos millonarios para México.

Es decir, el debate es en realidad entre los idealistas (quienes ven lo que la CFE podría ser) y los realistas (quienes ven las restricciones actuales de la CFE).

El problema es que el idealismo de Morena tiene un gran punto ciego: asume que una vez que el Estado recupere el control del sistema eléctrico habrá dinero para subsidiar las tarifas.

Nada indica que vaya a ser así. Según cálculos del CIEP, tan solo substituir la inversión y producción que actualmente realizan los privados y continuar con los subsidios eléctricos aumentaría en 67 mil millones de pesos al año el presupuesto necesario para la CFE. Esto equivale a aumentar en 47% el gasto para la operación y mantenimiento de todas las centrales generadoras de energía y los subsidios a las tarifas eléctricas.

Sin reforma fiscal, pagar la reforma eléctrica de Morena requeriría desaparecer partidas completas de gasto. Por ejemplo, eliminar la totalidad de los servicios de educación superior y posgrado de la SEP o la atención a la salud de la Secretaría de Salud.

Lamentablemente, la contrapropuesta de Va por México comparte este punto ciego. En sus 12 puntos proponen limitar los subsidios, pero no dicen de dónde saldrá el dinero para crear la CFE a la que se aspira con la reforma.

La verdadera apuesta de Va por México es permitir que Morena se salga con la suya pero que, sin recursos, la única alternativa real para la CFE sea la simulación, los apagones o el endeudamiento desbocado. Ello llevará pronto a otra contra-reforma. También apuestan a que el tema llegue a tribunales internacionales y a que, con las adiciones de los 12 puntos en materia de derechos humanos, la Corte se decante en favor de la producción privada.

Ninguna facción política está pensando en el largo plazo. A puerta cerrada, la clase política está negociando la bancarrota del Estado.

Viri Ríos

viridiana.rios@milenio.com

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  • Política pública con datos. Autora de @NoEsNormalLibro. Podcast #PoliticaYOtrosDatos. Enseño en @HarvardSummer. Harvard Ph.D. / Escribe todos los lunes su columna No es normal
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