No es posible dejar de pensar en la protesta que el lunes 9 de marzo vivirá México en casi todos lados.
El anuncio es muy claro; ni una mujer en las calles, ni en los trabajos, ni una niña en las escuelas, ni una en las universidades, ni una mujer comprando.
No hay precedentes ni idea precisa del poder de convocatoria que tendrá ese lunes inédito, esta cruzada; este intento de poner freno a todo abuso o maltrato en perjuicio del género femenino.
De inmediato se activaron las alarmas, nunca como ahora una idea coordinada parece advertir que ahora sí es un ultimátum.
Las empresas se apresuraron a decir que apoyan la decisión y otorgar el albedrío a las mujeres.
Las universidades también se manifestaron en pro de esta idea y dejaron en claro su postura.
Y los gobernantes también lo hicieron, aunque en su cerrazón o bien en su cinismo entraña el error máximo, porque en realidad no son acompañantes de esta causa, las autoridades son el receptor del reclamo, porque es justo su ineficacia y, peor aún, su falta de voluntad la que nos trajo hasta aquí.
Son el destinatario del mensaje, por eso no tienen que solidarizarse, les toca escuchar, les toca reflexionar y actuar.
El fin de semana habló claro la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, flanqueada por Nadine Gasman, directora de Inmujeres, y Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos.
Ella anunció acciones contundentes, como instruir que con cualquier denuncia de desaparición de una mujer o niña se implementen de inmediato los protocolos de búsqueda y hacer posible que las medidas de protección para las mujeres en riesgo y víctimas de violencia, se dicten por parte de todos los juzgados de cualquier materia.
El fiscal Alejandro Gertz se reunió con diputadas federales encabezadas por Pilar Ortega, presidenta de la Comisión de Justicia, y acordaron homologar el tipo penal de feminicidio y avanzar hacia una Ley General.
Trabajar en la prevención para dejar de ser un país de víctimas, de “violentadores de mujeres”.
Ese podría ser el éxito tangible de esta acción de protesta de la mujer en México, si se vuelven realidad propuestas como esas. Si se pasa de la palabra a la acción, habremos de dar un paso pequeño, pero esperanzador, aunque haya sido bajo presión es plausible.
De otro modo solo seremos testigos de un experimento social, endeble y hasta divertido para las mentes machistas que saben que al día siguiente todo seguirá igual. Se van un día, pero mañana vuelven.
Si no se consigue un verdadero cambio desde la aplicación de la justicia, los programas de prevención, y sobre todo un cambio de paradigma y costumbres en casa, habremos dejado ir esta acción de protesta pacífica.
La verdad, aunque no estarán las mujeres, paradójicamente México no necesita a nadie fuera, para la solución somos necesarios todos, hombres y mujeres por igual, y no, no es cosa de un día.
victor.martinez@multimedios.com
Twitter: @victormtzlucio