El domingo en el comedor del albergue DIF Capullos hubo una riña entre adolescentes que provocó destrozos y miedo, sobre todo entre los más pequeños.
El asunto se hizo público gracias a imágenes y detalles que trascendieron y al aviso de los vecinos, quienes fueron testigos de la llegada de patrullas de la policía municipal y Fuerza Civil.
Casi 20 horas después, al ver las notas periodísticas, se dio una versión del DIF.
Más tarde, la primera dama, Mariana Rodríguez, en su Instagram, hizo una transmisión para dar detalles del incidente y prometer seguir trabajando fuerte en este lugar.
En su alocución, Mariana destaca 2 puntos a tomar en cuenta: “Por más difícil que haya sido la situación que hayan vivido, ellos deben entender que sus acciones tendrán las consecuencias, tienen que entender que esas conductas no son aceptables; el tutelar es la opción para mí más adecuada.
“Platiqué a solas con ellos y ya en confianza, nadie me dijo que los maltrataba el personal”, continúa.
Es evidente que ese es solo un ángulo de lo ocurrido. El asunto va más allá. Con todo respeto y aprecio a la buena voluntad, ahí los que fallaron no son los jóvenes.
Para empezar, si los menores no miden las consecuencias de sus actos, es precisamente porque éstos son un efecto, más que una causa. Por eso están ahí.
Además, estos menores, guste o no, por razones de edad son inimputables, la ley dice que ellos no cometen delitos, sino infracciones. Solo se les puede rehabilitar, no una cuestión punitiva. El que paga es el que está encargado del tutelaje.
Ellos son los que fallaron.
Si hay que sancionar a alguien es al personal que no está dando el resultado. Si alguien falló es en todo caso el DIF, porque su razón de ser es buscar el desarrollo integral.
Es momento de revisar los protocolos de seguridad. No se trata de perseguir a quien reveló el hecho. A casi 20 años de su nacimiento, nadie los supervisa bien y la seguridad se ha convertido en opacidad.
Que le entren los especialistas externos, hay muchos y muy preparados, comiencen por mejorar el espacio físico y la formación integral.
La buena voluntad es un buen paso, puede servir para marcar la diferencia. Lo que fue un buen proyecto, puede recuperarse.
Víctor Martínez