En la zona sur de Tamaulipas, la crisis en el sector salud vuelve a quedar en evidencia. Con hospitales públicos saturados y servicios de urgencias desbordados, la realidad golpea a quienes dependen del sistema de salud pública.
El Hospital Civil de Tampico "Carlos Canseco" y el Hospital General Regional número 6 del IMSS en Ciudad Madero han reportado sobrecupo, con pacientes esperando horas e incluso días para recibir atención. Esta situación no es nueva, pero sí alarmante, ya que refleja la falta de infraestructura, personal y recursos que desde hace años afecta a la región.
El déficit de especialistas y la sobrecarga laboral del personal médico son factores clave en este colapso. La demanda de atención supera con creces la capacidad instalada, y las soluciones a largo plazo siguen sin concretarse. En este contexto, surge una paradoja interesante: mientras los hospitales públicos no dan abasto, la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) enfrenta una demanda histórica.
Este año, 1,350 aspirantes se registraron para competir por apenas 150 plazas disponibles, reflejando el enorme interés de los jóvenes por ingresar al sector salud.
La pregunta es inevitable: si hay tantos aspirantes a estudiar Medicina, ¿por qué sigue existiendo una crisis de personal en los hospitales públicos? La respuesta radica en las pocas oportunidades de especialización, las deficientes condiciones laborales y la migración de médicos a otras entidades o al sector privado.
Muchos egresados encuentran barreras para integrarse al sistema de salud estatal debido a la falta de plazas y salarios poco competitivos, lo que desincentiva su permanencia en Tamaulipas.
El gobierno federal, bajo la administración de Morena, ha optado por la contratación de médicos cubanos como una solución emergente, justificando que en México no hay suficientes especialistas para cubrir la demanda. Esta decisión ha generado un fuerte debate: por un lado, hay quienes defienden la medida como una estrategia para atender zonas desprotegidas, pero por otro, existen críticas sobre la opacidad en los contratos, el costo de este programa y el impacto en los médicos nacionales que siguen sin encontrar condiciones laborales dignas.
El problema no es solo la falta de médicos, sino la precariedad del sistema que los recibe. Aumentar la matrícula de Medicina no resolverá la crisis si no se mejora la infraestructura hospitalaria y se generan mejores condiciones laborales para los profesionales de la salud.
La alta demanda estudiantil es un reflejo de vocación y esperanza, pero sin una estrategia integral, el colapso de los hospitales seguirá siendo una constante. La salud pública requiere algo más que discursos y diagnósticos: necesita inversión, planificación y compromiso real.