Comunidad

PAN contra la cofradía Cabeza de Vaca

Afuera de un café, la humedad tampiqueña se pega a la piel como la desconfianza al voto.

Entre vasos sudados y conversaciones cruzadas, una joven de unos veintitrés años suelta una frase que podría ser consigna generacional:

“Neta, ya no les creemos. ¿Cómo pueden hablar del relanzamiento de su partido, cuando en Tamaulipas vemos los mismos monos de siempre? Siempre las mismas caras”.

A unos metros, un hombre de cincuenta y tantos asiente sin despegar la vista del noticiero en la pantalla:

“Mi confianza la perdieron hace muchos años. Tuvieron dos sexenios para cambiar el país e hicieron lo mismo: robar y transar. Ahora quieren lavarse la cara”.

Los dos hablan del mismo anuncio. Esa es la paradoja del supuesto “renacimiento” panista.

La cúpula nacional habla de apertura, pero en la entidad el PAN se presenta como un feudo de rostros reciclados, donde los “mismos monos de siempre” tienen nombres y apellidos: Cabeza de Vaca, Peña, Verástegui, Garza y Nader, entre otros.

Así ha sido en los últimos años con el blanquiazul tamaulipeco: rehén de un grupo político que ha gobernado con soberbia y prepotencia.

Aun habiendo perdido el poder, se sigue conduciendo igual. La pasada Asamblea Estatal fue un espejo de ese continuismo.

“Ya ni sé si reír o llorar —dice la joven, mirando su celular—. Mejor me hago un meme. En estos días los jóvenes ponemos las vistas; los políticos, del partido que me digas, hacen todo un desmadre… con la robadera incluida”.

El hombre sonríe con cansancio:

“Hasta donde sé, el exgobernador Cabeza de Vaca ni vive en México. Según anda huyendo porque los de Morena lo quieren meter a la cárcel. Algo le encontraron, seguro”.

Mientras desde el centro del país proclaman que el PAN “será el partido más abierto de México”, aquí en Tamaulipas la realidad es otra.

¿Cómo vender esa idea si el partido parece un rehén político de unos cuantos? Así no se puede convencer a jóvenes ni ciudadanos.

Difícilmente las cosas van a cambiar.

¿O acaso el presidente de Acción Nacional, Jorge Romero Herrera, podrá doblar a la cofradía de los Cabeza de Vaca para dar paso, por fin, a un partido moderno y ciudadano, como presume en los discursos?

Complicado de creer.

En Tamaulipas, el reloj azul sigue marcando la misma hora de siempre.

Los nuevos tiempos no llegan con discursos, sino cuando cambian las caras y las costumbres.

Prometen futuro, pero siguen aferrados al pasado.

El diálogo es ficticio, pero refleja el escepticismo que se respira ante el relanzamiento del partido.


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Víctor Hugo Martínez
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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