Tenzin Gyatso es el líder espiritual del pueblo tibetano. Nacido en el seno de una familia campesina, y llamado Lamo Dondup, a la edad de dos años fue reconocido como la encarnación del XIII Dalai Lama. El título, Dalai Lama, es de origen mongol y significa "Océano de Sabiduría", por lo que se le nombra "Su Santidad" al ser visto como la emanación del buda de la compasión infinita, personaje de gran importancia para la tradición y cultura tibetana.
Mediados de Octubre, un hombre vestido con túnica grana y azafrán, hombro derecho descubierto y sonrisa que endulza y pacifica el rostro, hace su arribo a la Arena, Cd. de México. Quince mil personas esperábamos, pacientes y ansiosas, su llegada... No he visto un séquito más solícito, cuidadoso y atento, como el que acompañaba aquel día histórico al XIV Dalai Lama, Tenzin Gyatso; ni un público tan ávido, expectante y respetuoso. A sus 78 años, con paso sosegado y espíritu libre y brillante, arribó al escenario en el que por tres días dictaría sus enseñanzas, en su cuarta visita a nuestro país, quien hoy, es una de las personalidades y líder de opinión más importante del mundo. Así como Gandhi o la Madre Teresa, este personaje extraordinario y de vida fascinante, viaja llevando su mensaje de paz, altruismo y compasión, impulsado por el amor, la tolerancia, el valor y la justicia.
Como texto de apoyo para las conferencias recibimos un pequeño gran libro: "Camino de Vida del Bodisatva", obra clásica de la literatura budista escrita por un grande maestro espiritual: Shantideva, siglo VIII d. de C. al oeste de la India. Consta de diez capítulos y su propósito esencial es el cultivo de una profunda y poderosa mentalidad conocida en sánscrito como bodichita, la mente, actitud o pensamiento (citta) del despertar (bodhi), la mente que se orienta hacia la iluminación. El héroe o prototipo humano de esta tradición es el bodisatva, un ser (sattva) que ha despertado la extraordinaria y poderosa mentalidad altruista, la determinación de lograr la iluminación en beneficio de todos los seres.
"Nunca obtendrás la paz interior a menos que hagas las paces contigo mismo." Por supuesto, estas enseñanzas requieren de estudio y arduo trabajo personal, amén del deseo de llevarlo al plano de la vida cotidiana a través de técnicas de entrenamiento mental, para refinar las capacidades intelectuales y emocionales, y poder enfrentar los impulsos propios del ser humano. "Sólo por medio de la paz interior surgirá la paz mundial."
El carácter no sectario y su apuesta por una ética secular trasciende las fronteras del budismo para permear en todos los seres humanos. Para el Dalai Lama la ética se fundamenta en dos pilares: nuestra humanidad compartida y la interdependencia que rige nuestro contexto social. "Todo ser humano busca ser feliz y evitar el sufrimiento; ello nos hace iguales. Y, dado que dependemos unos de otros desde la cuna hasta la tumba, la ética es la única respuesta racional para vivir armónicamente en comunidad."
El reto individual y social es la empatía y compasión hacia los demás, más allá de nuestro círculo de influencia, hasta incluir a la humanidad en su totalidad. La falta de ética es causa de los problemas más serios de las sociedades actuales, la violencia, el egocentrismo, la degradación ecológica, la pobreza y la indiferencia ante todo esto: "Sólo por medio de un comportamiento moralmente correcto se podrán resolver los problemas más importantes de este siglo."
Muchos fuimos tocados por la sabiduría de este humanista, ícono de la filantropía, Premio Nobel de la Paz: dictó conferencias ante maestros, estudiantes, padres de familia, público en general, y de carácter ecuménico.
Esforzarnos en trabajar sobre los diferentes aspectos lo considera de gran relevancia, y uno fundamental es la Educación: "Durante el proceso educativo, que generalmente se enfoca en los logros académicos, debemos promover conscientemente el desarrollo de un mayor sentido de altruismo y de responsabilidad hacia otros en las mentes de las generaciones jóvenes [...] promoviendo las cualidades elementales como la amabilidad, la compasión, la tolerancia y la honestidad.
"El siglo pasado fue un siglo de guerras, este debe ser un siglo de paz."
Le invito, estimado lector, a que se adentre al interesante y profundo tema del Tíbet y su filosofía budista. ¡Hay mucho más por descubrir!.