Por Salvador Rivero, General Manager de Binance México
Durante años, las criptomonedas se vieron como un experimento, una curiosidad tecnológica o una alternativa de nicho. Hoy, esa percepción ya no refleja la realidad. En México, la industria cripto ya no está en la periferia, está pasando al centro como la nueva infraestructura del dinero.
Mueve remesas, facilita pagos digitales, habilita el comercio transfronterizo y ofrece acceso a herramientas financieras como fondos de inversión, materias primas y monedas duras como el dólar o el euro que antes eran difíciles o costosas de obtener. Todo esto, a la velocidad del internet, disponible 24/7 y a costos bajísimos. Estamos viendo un cambio estructural en cómo circula el valor, estamos viendo en tiempo real cómo una infraestructura financiera que data del siglo pasado, se moderniza
En menos de dos décadas, el ecosistema crypto y la tecnología blockchain han evolucionado desde el Bitcoin Whitepaper (2008) hasta convertirse en una infraestructura que hoy soporta pagos, remesas, activos reales tokenizados (RWAs) y mercados financieros completos.
Las stablecoins —como USDT y USDC— actúan ya como un puente entre las finanzas tradicionales y el mundo Web3, con pagos instantáneos, costos menores al 0.1 % y operación 24/7.
Según datos de Artemis y Binance Research, a octubre de 2025, el promedio móvil de 30 días de volumen de pagos procesado en stablecoins se sitúa en los $3.8 billones de dólares, más del doble de los $1.1 billones de dólares procesados por el gigante de los pagos Visa.
La infraestructura blockchain también ha madurado con soluciones de segunda capa (L2), custodia regulada, rampas fiduciarias integradas y normativas como MiCA de la UE o el GENIUS Act en EEUU están dando forma a un entorno más seguro, escalable y listo para adopción institucional.
Las enormes inversiones realizadas por gigantes como Blackrock, JP Morgan, Stripe, BBVA y Franklin Templeton son testimonio de ello. Y son también una señal potentísima de lo que está por venir: mejor acceso a servicios financieros más baratos y de calidad.
En México, hablar de dinero es hablar de familia, de quien envía divisas desde lejos, de quien es sostén de su casa, de quien se conecta para trabajar con personas en otros países. Nuestro vínculo con la economía es cotidiano, emocional y, en muchos casos, urgente.
En los últimos años, la forma en que movemos dinero ha cambiado. Y ese cambio no vino del sistema financiero, sino de la gente. México recibe más de 60 mil millones de dólares anuales en remesas. Enviar dinero no siempre ha sido simple: comisiones altas, tiempos largos e intermediarios. Hoy, las nuevas tecnologías financieras permiten que llegue más de lo que se envía, en menos tiempo y con mayor trazabilidad.
¿Qué son las Criptomonedas?BINANCE:
Una criptomoneda es algo similar a un dinero digital. Con el cual podrás pagar a tus amigos tu parte del bar, comprar ese par de medias que vistes, reservar vuelos y hoteles para tus próximas vacaciones. Como las criptomonedas son digitales, es posible que puedas transferírselas a tus amigos y familiares sin importar en que parte del mundo se encuentren.A diferencia de los pagos online, que pertenecen a organizaciones, en las criptomonedas no existe. Entonces, tanto tú como tus amigos y familiares pueden ser su propio banco, esto gracias a que, tú computadora se conecta con las computadoras de otras personas, lo que permite una comunicación directa, es decir, ¡Sin intermediarios!
En América Latina, aproximadamente 69% del volumen de transacciones en cripto se realiza a través de plataformas centralizadas, y gran parte de ese flujo ocurre en stablecoins. La razón es sencilla: funcionan como dinero estable en un entorno digital.
Se pueden enviar en minutos, con costos bajos, sin depender de horarios y con trazabilidad completa. No se trata de adoptar una tecnología por novedad; se trata de proteger el esfuerzo de alguien que trabaja lejos. Ese es el verdadero motor del cambio.
En México, de acuerdo con datos de Chainalysis, esto ya es visible: el país ocupa la posición 14 global en volumen recibido en cripto, moviendo alrededor de 71,200 millones de dólares en 2024, y 47% de ese volumen fue en stablecoins. Además, más de 20,000 comercios físicos y plataformas de comercio electrónico aceptan pagos con activos digitales. Esto no es adopción aspiracional; es adopción funcional.
El impacto no se limita a remesas o pagos
En operaciones de pago B2B transfronterizas y gestión de tesorería, los costos pasaron de rangos de 3–10 % a solo 0.5–1 %, mientras la liquidez se volvió casi instantánea. También están surgiendo nuevos mecanismos para invertir y transferir valor mediante la tokenización de activos reales (RWAs), lo que permite acceso fraccionado a oportunidades antes reservadas a grandes capitales.
Lo que sí necesitamos ahora es claridad. No basta con tener acceso a nuevas herramientas: hace falta una regulación clara en México para dar mayor certeza y seguridad a los usuarios y a las empresas del sector, fomentar la innovación y hacer de nuestro país un referente de la industria.
La educación es también una condición sine qua non. Y esta, no debe reducirse a un curso técnico o a una semana al año, sino a una conversación: preguntarnos cómo podemos hacer que la tecnología trabaje para nosotros, qué riesgos existen, cómo los mitigamos, cómo se toma una decisión responsable.
Esta discusión no es sobre estar a favor o en contra de cripto. Es sobre reconocer que la forma de mover valor ya cambió y asegurarnos de que nadie quede fuera.
La transformación está ocurriendo. Nuestra responsabilidad histórica es con todas esas manos que hoy envían, reciben, cobran, venden, ahorran, sostienen y resisten.
RRR