El concepto "muerte", desde los primeros tiempos de nuestra historia, ha sido un verdadero misterio, imaginémonos a los primeros hombres encontrándose en esta situación: uno de los miembros de su primitiva comunidad de pronto no abre sus ojo y no tiene ningún movimiento. Lo más lógico es pensar que el hombre de aquellos tiempos, considerado un animal salvaje, no le hubiera dado importancia a tal fenómeno; sin embargo, esta suposición tiene sus dudas ya que un animal cualquiera, no muestra una total indiferencia hacia la muerte, el instinto animal más de una vez nos ha sorprendido.
Pero si consideramos que el hombre desde que es hombre ha mostrado una cierta superioridad intelectual en comparación de los animales, podemos afirmar que teniendo una pequeña inteligencia, aunque haya sido muy precaria, no dejaría de hacerse alguna pregunta.
¿Qué pensaría un hombre primitivo ante tales circunstancias? Tal vez, pensaría que el hombre sin movimiento nunca regresó del sueño nocturno, o tal vez que la noche se llevó su movimiento, a lo mejor cuando el nuevo sol desaparecía, tenían miedo de cerrar sus ojos imaginando que nunca más los abrirían. Todas estas interrogantes todavía nos las hacemos, aún ahora, cuando han pasado millones de años.
Casi todos, sin excepción, nos hemos preguntado: ¿qué es la muerte y qué hay después de ella? La muerte, como gran misterio que es, puede ser la suprema felicidad o el sueño para siempre, y ninguna de las dos son malas, la gente que castiga con la muerte a sus enemigos lo hace pensando que es un mal, pero nadie puede estar seguro que tal vez sea el mayor bien, y que a través de ella, lleguemos al supremo estado de felicidad y perfección.
Sócrates dijo antes de morir a aquellos que lo condenaron a muerte: "No sé quién se lleva la mejor parte, ustedes que se quedan aquí sufriendo en este mundo tan miserable, o yo que ahora me reuniré con mis seres amados y con mis dioses".
GERARDO MARTÍNEZ RAMÍREZ