En la crisis generada por la covid-19, la confiabilidad en la ciencia puede ser considerada un aspecto importante de la situación de la ciencia con la sociedad, sobre todo por enfrentarnos a la novedad, complejidad, los amplios impactos del coronavirus. Ante esto, los científicos han apelado por comprensión y confianza hacia su trabajo. Sin embargo, la relación entre la ciencia y la política ha contribuido a generar una confusión del trabajo científico en la población.
De acuerdo con la investigación “Confiar en la ciencia: evaluación de los impactos de la pandemia en cuatro países de la Unión Europea”, indica que a pesar de que la confianza en la ciencia prevaleció durante el tiempo que ha durado la emergencia sanitaria, movimientos pseudocientíficos y populistas están cuestionando los esfuerzos para contrarrestar al virus, sobre todo en referencia a que el trabajo de los científicos se expone como una amenaza para el orden público y los valores democráticos.
La investigación cita al movimiento Querdenker, el cual tiene conexiones con grupos de extrema derecha y desafía las regulaciones públicas, tales como la restricción del contacto social y la obligación de portar una mascarilla facial. En México, aunque hasta el momento no se han ubicado movimientos específicos, personas del medio del espectáculo, en sus redes sociales han promovido las mismas acciones, tal es el caso de Paty Navidad, actriz de televisión a la que recientemente Twitter canceló su cuenta por promover mensajes que incitan a no seguir las especificaciones del sector salud.
La presencia de estos movimientos y personajes en redes sociales, puede provocar desconfianza en la información enviada por las instituciones públicas o incluso considerarlas anti científicas entre la población. A esta situación, también se unen líderes políticos, como Trump, Bolsonaro o Johnson, que por motivo de incrementar o mantener su popularidad también han emitido discursos políticos y promovido en los medios de comunicación acciones como las anteriormente mencionadas. Así, la ciencia entra en duda por parte de la sociedad, lo que provoca que la relación entre las instituciones, los expertos y los ciudadanos se vea fracturada.
En este sentido, el rol de la comunicación de la ciencia es crítico e incluso se convierte en una demanda viviente ante la llegada de los programas masivos de vacunación. Pues es en estas circunstancias donde se requieren mayores esfuerzos de comunicación para contrarrestar el temor o dudas ante las vacunas. La sociedad requiere una comunicación clara, abierta y de confiabilidad hacia la innovación científica, métodos, estándares de calidad, así como a las normas científicas.
La comunicación digital en este punto requiere también retomar una comunicación como la antes propuesta. Hoy día, estas acciones sólo han sido ejecutadas a nivel individual, por buena voluntad e intuición, más que en función de conocimiento, datos sobre la opinión pública y análisis de la audiencia. Por esta razón, el papel de los expertos en comunicación y su relación con los científicos es determinante para contrarrestar el impacto de la falta de credibilidad de la ciencia.
LOURDES MATEOS ESPEJEL