Harvey Weinstein dijo: “Soy inocente. Esto es un montaje”. Esto el pasado jueves en la corte de Los Ángeles, donde se le sentenció por una de las cuatro demandas en su contra; esta, específicamente por violación y dos agravantes más, después de un largo juicio que se llevó a cabo en California, uno al que asistió ya bajo la custodia y el resguardo de un criminal convicto por el veredicto de otro juicio, en Nueva York, por el cual ya fue declarado culpable y por el que cumple la sentencia de 23 años en la cárcel.
Quedan pocas dudas que el ex productor de cine (70 años) pasará el resto de su vida en la cárcel con todo y que las sentencias –esta por 16 años– correrán de manera consecutiva. Por ello eran inevitables los tan desatinados comentarios de que ya estaba pagando por sus actos y que esto ya no era necesario. Falso. Quien lo dijo en los medios de comunicación debería saber que un veredicto e incluso que una condena suave en LA podría haber afectado la apelación que se realiza en Nueva York. Y quien tenga tantita idea de lo que es la agresión sexual debe saber que no hay un castigo en “combo”. Cada caso merece su propia sentencia. La justicia es para las sobrevivientes. No para los que solo quieren argumentar, ya sea ideológicamente o solo por joder.
“Soy inocente”, dice el hombre. Afortunadamente las cortes dijeron: “Yo te creo” a las sobrevivientes; este es el caso que marcó la pauta, y mientras que esta sentencia es para celebrarse, el precedente es para que se siga aplicando, nunca para darle carpetazo al tema.
Susana Moscatel
Twitter: @susana.moscatel