¿Le seguimos? Este año estuvo lleno de series extraordinarias y, después de mencionar ayer Adolescencia, Paradise, Las muertas, Pluribus y Nadie nos vio partir, vamos con la parte II.
Andor (Disney+). Tony Gilroy y Diego Luna deberían trabajar juntos para siempre. Aunque la serie ya concluyó —conecta directo con Rogue One— es una pieza impecable del universo Star Wars, disfrutable incluso para quien no sepa lo que es un Wookie. Intriga política, arcos sólidos y actuaciones que se quedan contigo por meses.
The Pitt (HBO Max). Los fans de dramas médicos ya estábamos dentro, pero esto superó expectativas: tomas sin pausa, un turno completo en urgencias y personajes que respiran verdad. Noah Wyle (ER) es quien nos guía sin sentir el tiempo pasar. Y viene segunda temporada.
Muerte por un rayo (Netflix). Miniserie histórica del asesinato del presidente James Garfield (Michael Shannon) a manos de Charles Guiteau (Matthew Macfadyen). Breve, tensa y fascinante, de esas que atrapan sin tener que saber historia.
Marcial Maciel. El lobo de Dios (HBO Max). Documental doloroso y necesario. Creemos conocer el caso por titulares, pero esta producción revela la profundidad del daño y el sistema que lo permitió. Duele, pero hay que verla.
Chespirito (HBO Max). No pasa seguido que todos conversemos de los mismos recuerdos, reviviendo memorias y descubriendo cosas nuevas. Hubo controversias, nostalgia y debate, pero queda la certeza de que Roberto Gómez Bolaños —genio creativo y humano imperfecto— sigue haciéndonos sonreír.
