Hasta los fans de la reina Beyoncé están preocupados porque al anunciar que ella también llevará su concierto a los cines habrá cifras que permitan comparar el jale de cada una de las dos diosas de la música. En la vida real nada de eso debería importar. Hay bastante para todos cuando del derroche de talento de estas dos se trata, pero el anuncio en la misma semana en la que Taylor Swift supera los 100 millones de dólares en preventa en los cines deja inquietos a varios.
Inquieta a los fans de Beyonce y los cineastas que tendrán que competir con ese fenómeno mundial al tratar de usar la pantalla grande para lo de siempre. Inquieta a los papás de las niñas que casi tuvieron que luchar a golpes por las palomeras y vasos de Barbie y ahora saben que esto será aún más intenso. Inquieta a cualquier artista musical que vea cómo se superan los parámetros jamás antes vistos. Eso y más es el fenómeno TS.
Inquieta a quienes cubrimos las fuentes periodísticas y tenemos a estrellas que a veces nos secuestran otras fuentes. Como cuando un famoso se decide lanzar a la política y de un día al otro le pertenece a otra fuente, aunque haga las mismas cosas, brillantes o ridículas que siempre. Y hay que agregar la batalla de estos días con deportes, con un enfoque divertido Taylor NFL.
Donde se pare Taylor pasan cosas y cuando su vida personal no solo informa sus canciones sino la supervivencia de las salas de cine o la venta de los jerseys de futbol, son las grandes ligas de todo.
