Paramount apenas había recibido la preaprobación gubernamental (de la FCC) para su fusión con Skydance Media cuando anunció que, por fin, había llegado a un acuerdo con Trey Parker y Matt Stone. El trato fue por mil 500 millones de dólares, les dejó los derechos de streaming por cinco años y, por supuesto, significó que ya se podría estrenar la tan retrasada temporada 27 de la serie animada que no perdona a nadie.
Gracias a que la sátira y la parodia están protegidas por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, estos dos pudieron hacer lo que se les dio la gana. Y eso fue moler a palos, con todas sus poderosas herramientas, a Paramount, a Trump y a todos los involucrados en asuntos como la demanda que llevó a CBS (también de Paramount) a llegar a un acuerdo con el expresidente por reportajes en 60 Minutes, e incluso a burlarse de la salida de Stephen Colbert del aire, que Trump celebró a carcajadas en redes.
Lo increíble es que tienen tanto dinero por hacer lo que hacen, que pueden darse el lujo de que no les importen las consecuencias. Hasta hicieron una alegoría de su posible despedida con Cartman y Butters intentando suicidarse lentamente al cierre del capítulo. Y sí, no podrían ser más infantiles, lo cual es exactamente el nivel de discurso con el que se le puede discutir —y ganar— a Donald Trump. Digamos que su única concesión fue ponerle “ojitos” a la diminuta “protuberancia” de su versión de Trump, para que siguiera protegida como “personaje” ante la ley.
¿Habrá consecuencias? Quizá. ¿Les importa? Ni tantito. ¿Es un histórico deleite de mal gusto y genialidad? Lo es. ¿Se puede ver en México? Sí, en Paramount+. Es uno de esos raros casos en que el valor asignado al talento y a los intereses de la audiencia puede más que el miedo político y empresarial. Y no se lo pueden perder.