La jornada electoral del pasado 2 de junio dejó muchas lecciones. 1. Cuidar al árbitro, cuidar la democracia. En redes circula mucha información en torno a inconsistencias en el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y a irregularidades en las actas.
Es fundamental que el árbitro electoral aclare cada punto y que los partidos políticos sean extremadamente prudentes en sus posicionamientos.
De no aclararse estas situaciones se mermaría la confianza en el INE y en la democracia.
Una democracia que ya vio salir al PRI y lo vio regresar, que vio dos gobiernos del PAN y que ahora verá dos gobiernos de Morena.
El resultado en la elección presidencial es irreversible, pero en seis años sería poca la credibilidad en el PREP y no debe haber dudas en el número de votos que representan los partidos y en las posiciones de representación proporcional importantísimas para las decisiones en los congresos locales y en las cámaras federales.
2. La sobrerrepresentación está creando mayorías artificiales que ya son totalmente insostenibles.
Morena, el PVEM y el PT obtuvieron, como coalición, alrededor del 54% de los votos, de acuerdo con los datos disponibles; pero en la Cámara de Diputados tendrían hasta el 72% de la Cámara.
Hablamos de una sobrerrepresentación en conjunto de alrededor del 18%.
La Constitución establece un límite del 8% pero ninguno de los tres partidos mencionados superaría ese porcentaje por separado.
En este rubro, la alianza PAN-PRI-PRD, producto de estas reglas que llevan más de 20 años, tendría una representación del 22% a pesar de haber obtenido, en conjunto, el 31% de los votos.
Por separado, el PRI y MC serían los más afectados.
Con el 11% de los votos, el PRI representaría el 7% de la Cámara de Diputados y con ese mismo 11%, Movimiento Ciudadano representaría el 5%.
Hablamos de una afectación del -4% y del -6%.
3. Un buen gobierno no es garantía de continuidad.
El mejor ejemplo es Yucatán, donde a pesar de que el PAN había entregado buenos resultados entre los que destaca ser el estado más seguro del país, la población eligió la alternancia y ahora gobernará Morena.
Otro claro ejemplo sería Tampico; ciudad que a pesar de estar entre las cinco más seguras de México y contar con espacios públicos de primera, también cambió al PAN por Morena,
aunque hay dudas razonables en la elección de la oposición para competir la ciudad…
(Continuará).