La crisis de los partidos políticos en México ha generado mucha incertidumbre en el camino hacia la democracia, sabiendo que son el pilar principal para reforzar la participación ciudadana, pese a que el tejido social está en su máximo riesgo de hacer imposible su recuperación para articular un nuevo sistema político y reconstruir el sistema de partidos.
Los partidos han dejado un vacío ocupado por oportunistas y quienes buscan resolver problemas individuales como los denominados “chapulines”, quienes se dejan ir con el posible ganador, no con quien tenga su misma formación o comparta una causa común o un proyecto claro.
Fenómeno que nos deja ver lo que está ocurriendo en México que todo mundo brinca de un lado a otro sin motivo, el único razonamiento es que no ha logrado que el partido le dé un espacio para sus intereses personales.
Es lo que ocurrió la semana pasada con la renuncia a la militancia priista del ex gobernador Omar Fayad Meneses, ya que todos esperábamos que era el momento para anunciar la separación de su partido luego de 40 años de lealtad. Como ocurrió en su gobierno cuando asumió el poder, muchos de sus adversarios renunciaron al partido por no aceptar la forma en que llegó como candidato, mucho menos como trató de transformar al tricolor en Hidalgo.
Hoy le pagan con la misma moneda al controlar el partido a nivel nacional Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, le han cerrado todas las puertas.
Nos queda la impresión de que se busca acabar al partido en Hidalgo, sabiendo lo astuto que es, tiene otras cartas para jugar y reforzar su equipo como grupo político, luego de esto podemos esperar una renuncia masiva en el corto plazo en el tricolor. Nos deja pensar que es el momento para negociar con otros partidos y asegurar su candidatura como senador, lo cual no ha podido acordar con el CEN del PRI, no le dieron ninguna esperanza para aspirar a un reto que puede ganar y puede ser mejor candidato a la presidencia que todos los que están haciendo fila en el tricolor.