La unidad e indivisibilidad entre el líder de la Iglesia La Luz del Mundo y los creyentes a su prédica es incuestionable. Una explicación a ello viene de la doctrina cristiana que se predica en La Luz del Mundo y que atribuye a Dios tales características. La academia, por su parte, sostiene que el carisma del líder de religioso y una serie de habilidades humanas contribuyen al espléndido ejemplo de resiliencia.
En cualquier caso, el ejercicio de los derechos humanos por parte de los creyentes -su derecho a la libertad religiosa, el de la conciencia, el derecho a la intimidad y otros derechos más- es una práctica de todos los días y en todo momento. La libertad religiosa, por ejemplo, es el derecho más importante para el creyente. Este derecho le garantiza, a su vez, otros derechos en diversas dimensiones, pero siempre, en todo momento, el creyente puede decidir dejar de creer o no en tal o cual tema, en tal o cual asunto religioso y, en ningún momento, ese derecho se impone sobre los derechos políticos o los derechos económicos o algún otro tipo de derechos. Dicho de otra manera, la libertad religiosa no estropea ni daña la razón ni el intelecto, ni la libertad de decidir ni ningún otro derecho que el ser humano -creyente también-, tiene.
Esto es, a mi modo de ver, el gran éxito de la doctrina que predica el apóstol de Jesucristo, hermano Naasón Joaquín García. Es un éxito basado en la libertad religiosa cuyo eje central es el derecho humano, es la dignidad humana, es el respeto absoluto. El respeto absoluto es en todos los sentidos; es exigido por ellos y es otorgado por el creyente, pero todo esto lleva un proceso de aprendizaje que inicia en la prédica de la doctrina predicada por el apóstol Naasón.
Hoy, que la distancia provocada por la injusta detención al apóstol ha recorrido ya casi tres años, la Iglesia se reúne en todos y cada uno de los miles de templos a lo largo y ancho de más de 60 paísespara hacer lo que saben hacer: confiar en Dios, orar por su líder y rogar a Dios esperando pronta respuesta. Ambos, el apóstol y su iglesia seguirán unidos sobrepasando con ello la capacidad de entendimiento y explicación de algunos de los más eruditos.
Sara S. Pozos Bravo
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