¿Cuál es el espacio para la ética en un escenario dominado por la trivialización vulgar? ¿Tiene valor político una posición ética? Sostengo que hay esperanza y que es de las mujeres, principalmente, la oportunidad de reivindicarla.
No hablemos de la búsqueda de la ética para un hipotético hijo contemporáneo del aristotélico tribuno que tendría elementos para sentar y callar a la grosería o a la traición respecto del padrino político desde donde la interlocutora enuncia arrogante una autoridad ulterior.
Tampoco me refiero a la ética para el hijo de un ensayista español y su relación con el mundo de las ideas o el mercado de los libros que con uno leído y aprehendido —ortografía y predicados completos incluidos— ya habría un avance cualitativo para quienes hablan de hienas o acostones como flechas adjetivas para destruir lo que reste de retórica legislativa.
Las y los ciudadanos tenemos derecho a más altos mediadores. Unos mejores que aquellos que tienden solo a la búsqueda del reflector polarizante al mismo tiempo que critican, por semejante polarización, al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ojalá que haya más personalidades que manden a sentar y callarse… a la vociferación y al machismo invertido pronunciado por hombres o mujeres. El tema central —la ley, la responsabilidad pública de la gestión de las fuerzas armadas como complementarias del empeño de securitización— es bala perdida ante la espectacularidad convertida en supuesta relevancia periodística y política.
¿La mentada tiene dignidad política si está dirigida contra el adversario?
Necesitamos un verdadero bloque de contención… contra eso. En el Senado, en la Cámara de Diputados, y mucho más aun contra la violencia en Totolapan, Cuernavaca o la derivada de la confusión que lleva a una joven de 22 años a aceptar la invitación de un enajenado que consume Free Fire y la decapita para caminar luego en la calle con la cabeza sangrante de su víctima. No es el caso de la capital nacional donde, en lo fundamental, se ha reconstituido una tendencia positiva en términos de seguridad que debe profundizarse, como ha indicado la propia jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo.
La ética se construye con compromisos de vida, congruencias, consistencias sistemáticas verificables, valores defendidos en las acciones y en los dichos. Existe evidencia de fundamentos éticos en la acción de personas dedicadas a la política y al ejercicio del Gobierno.
La hay también en causas relacionadas con vulnerabilidades como la defensa de niñas, niños y adolescentes; el combate a la violencia de género con estrategias integrales o a la pederastia donde es destacada, por ejemplo, la intervención de la senadora Josefina Vázquez Mota, evidencia de un PAN que bien podrían considerar otras legisladoras de su partido y de todos los demás.
En contraste con la estridencia de la politiquería destacan visiones más equilibradas y universales. Visiones éticas.
Salvador Guerrero Chiprés@guerrerochipres
