Siete meses sin dividendos favorables palpables para los jaliscienses, es el saldo en lo que va del limitado Gobierno de Enrique Alfaro Ramírez. Todavía no se ve la mano de la nueva administración, siendo que como candidato el mandatario alardeó que en 100 días habría ya resultados positivos.
Los jaliscienses siguen padeciendo el principal flagelo que es la inseguridad, sin menoscabo de la falta de servicios médicos, agua potable, crecimiento económico y desarrollo regional.
Los números oficiales juegan en contra para las autoridades; tan solo en homicidios dolosos, Jalisco ostenta el nada honroso tercer lugar a nivel nacional entre las entidades que encabezan la estadística, superado únicamente por Guanajuato y Estado de México, de acuerdo al último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
La misma institución, coloca a nuestra entidad también en el tercer sitio en número de feminicidios con 104 tan solo de enero a mayo de este año. En casos de lesiones culposas donde las víctimas son mujeres, 425 jaliscienses fueron lesionadas en los primeros cinco meses de 2019.
En Jalisco, los robos en sus distintas modalidades son cosa de todos los días; robos de celulares, robo a negocios y casas habitación, se registran en cifras alarmantes aunque en la estadística no figuran como realmente ocurre gracias a que las víctimas no denuncian. Caso contrario sucede con el robo de autos, donde la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), revela que tan solo en Guadalajara cada día despojan en promedio a 36.3 propietarios.
Alfaro Ramírez ha incumplido prácticamente todas sus promesas, pero principalmente ha fallado en devolver la tranquilidad a los jaliscienses que cada día y con mayor frecuencia conocen de hallazgos de fosas clandestinas, cuerpos embolsados, “levantones” y ejecutados.
En el tema del agua, Enrique Alfaro firmó un acuerdo con Guanajuato que le quita a los jaliscienses el 24 por ciento del embalse del Río Verde.
En Jalisco sigue estando prohibido enfermarse y principalmente en zonas del interior del estado, donde ante la inseguridad, la falta de médicos, de centros de salud dignos y de medicamentos, la gente queda condenada a su suerte.
El turismo, el crecimiento económico y el desarrollo regional están en el completo olvido. Llevar maquinaria pesada a las regiones a través de un contrato multimillonario para favorecer a sus amigos, enmarcado por conflicto de intereses, favoritismo, opacidad y con un fuerte hedor a corrupción, no resuelve las necesidades de los habitantes.
En la percepción de la sociedad, están presente las ausencias estratégicas del gobernador en momentos críticos como el devastador incendio en el bosque de La Primavera, en el desbordamiento del Río ‘Salsipuedes’ y en situaciones apremiantes de violencia.
El feminicidio a las Puertas de Casa Jalisco y las manifestaciones de familiares de personas desaparecidas, es lo que está también en la mente de la gente.
Son apenas siete meses, es cierto, pero los jaliscienses seguimos padeciendo la falta de efectividad, de estrategias, de planeación, de soluciones, de resultados. Sabemos que al gobernador no le gusta la crítica de ningún tipo, pero no estamos para endulzarle el oído. Lo que se tenía que decir, se dijo.
Fuenteovejuna se despide
Este es el último texto de «Fuenteovejuna» en MILENIO, la columna que tuve el privilegio de escribir para ser publicada en forma semanal por casi 19 años en este diario y en PÚBLICO, su antecesor; experiencia sin duda enriquecedora y fructífera.
Agradezco a Diego Petersen Farah, quien siendo director editorial de este medio impreso tuvo la cortesía de invitarme a colaborar, y a Jaime Barrera y Manuel Baeza, que preservaron la confianza para, con pleno respeto a mi libertad de expresión, haberme permitido permanecer tantos años comunicando mis ideas y opiniones sobre el acontecer nacional, local y también del entorno internacional. Reconozco la madurez de Alberto Cárdenas Jiménez, Francisco Ramírez Acuña, Emilio González Márquez y Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, quienes como gobernantes de los jaliscienses, (muchas veces sin coincidir con los conceptos que tuve a bien expresar libremente) fueron tolerantes a críticas y comentarios sin caer en la tentación de abusar del ejercicio de su poder político para buscar atenuar o acallar mi voz discordante, la que también fue en algunas ocasiones justificadamente, una expresión de aceptación de las acciones positivas cuando así las consideré. Todo mi agradecimiento a los lectores de este importante diario, quienes durante esta grata convivencia editorial tuvieron a bien leer y analizar mis colaboraciones semanales, estuvieren de acuerdo o no con mis textos. «Fuenteovejuna» continuará en diversos espacios.
“Si no creemos en la libertad de expresión de aquellos que despreciamos, no creemos en ella en absoluto”. -Noam Chomsky.
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