Política

El Episcopado Mexicano en asamblea

Hoy, los obispos que integran la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) comenzarán su CXV Asamblea, la segunda de este año. La agenda, o asuntos a tratar, es mantenida bajo reserva, sin embargo, hay asuntos públicos sobre los que invariablemente se abordarán, y otros son tratados con base en las coyunturas.

Sobre lo público, está la presentación del informe de la “Agenda Nacional de Paz, un llamado a la acción” (ver: https://bit.ly/3QAGh9p), documento resultado de conversatorios realizados en el país ante el clima de inseguridad y violencia, promovido por la Compañía de Jesús, el área de la Dimensión Episcopal para los Laicos de la CEM y el propio Episcopado Mexicano, y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos y Sociedades de Vida Apostólica de México (CIRM).

Otros temas, de coyuntura, será el informe que presenten los obispos mexicanos que participaron en el Sínodo de la Sinodalidad realizado en el Vaticano durante el mes de octubre, aborden el documento síntesis del mismo y delineen la ruta a seguir con él en México de cara a la segunda etapa del Sínodo de la Sinodalidad que se realizará en octubre del próximo año. ¿Cómo lo “bajaran” a las diócesis el documento Síntesis?, ¿abrirán espacios públicos de reflexión, de discusión, o crearán una “comité” para que internamente se aborde? ¿El Episcopado Mexicano le hará “vacío” al Sínodo minimizando la primera fase o lo tomará con la dimensión y profundidad que plantea para que desde México se fijen posiciones y hagan propuestas específicas?

El caso de Acapulco y municipios de Guerrero afectados por el huracán Otis estará en la mesa de informes y las vías para apoyar a la reconstrucción. La Arquidiócesis de Acapulco estará en centro del informe-diagnóstico que presente y planteamientos de mecanismos y recursos para la reconstrucción. La atención se considera más en las zonas que mediáticamente no han centrado la atención.

De coyuntura está el Proceso Electoral 2023-2024, tanto el nacional como los procesos locales. Todo el país está en ruta de política y contienda electoral. El diagnóstico que hagan, siempre apoyados por agentes externos que ofrecen claves de lectura, les permitirá delinear posiciones. En los pasados procesos electorales el Episcopado se ha mantenido cauteloso en sus posiciones institucionales. Si bien no han arrancado las campañas (sí las precampañas de procesos internos partidistas -supuestamente internos-), sí pueden los obispos a llamar y promover tres cosas: la actualización de la credencial de elector de quienes ya la tienen vencida, que la tramiten quienes aún no la tienen, sobre todo los jóvenes primo-votantes (hasta quienes cumplirán 18 años el 2 de junio de 2024), y las y los mexicanos residentes en el extranjero.

El llamado y promoción que realice el Episcopado y cada diócesis del país, incluso desde miles de parroquias y capellanías, sería un gran aporte al ejercicio de los derechos políticos de todas y todos. De no hacerlo, el llamado al voto-participación el próximo año resultaría a muchas y muchos que no podrían ejercerlo por falta de este documento electoral, pero también necesario para acceder y ejercer otros derechos, como el de identidad.

En otro orden, a puerta cerrada, están temas de cajón: informes financieros, particularidades, necesidades de la CEM y sus dimensiones de trabajo (áreas), del Colegio Mexicano en Roma, de la Universidad Pontificia de México.

Entre tanto, en pasillos, en el comedor, entre rezos de pasillo, en encuentros grupales e interpersonales, lo fino, los acuerdos, las gestiones, las promociones, los asuntos particulares-personales. Es ahí, en donde lo tratado en público se define y se impulsa; donde los acuerdos se cocinan. Entre esto, la presencia del Nuncio Apostólico en México, Joseph Spiteri, es clave: a quién llama a consulta, y quien lo busca para consulta. No perder de vista que el Nuncio es el enlace-presencia del Vaticano y comunicación directa con el Papa, pues “de Roma viene, lo que a Roma va”, con sus excepciones, cuando algún obispo lleva y gestiona directamente sus “preocupaciones” e “inquietudes” a Roma.

¿Qué tema se aborda e impulsa, con la discreción y cautela propia, fuera de los encuentros generales de la Asamblea? La promoción de nuevos obispos o el traslado de algunos a diócesis vacantes. Claro, en lo público-Asamblea, se exponen informes generales, no personales. Esto último es de gestión “sub secretum”.

Al día de ayer, seis diócesis o demarcaciones eclesiásticas de México permanecían vacantes: Tenancingo (Estado de México), desde el 19 marzo 2022; San Juan de los Lagos (Jalisco), desde el 26 marzo 2022; Jesús María del Nayar (Nayarit), desde el 11 febrero 2022; Tacámbaro (Michoacán), desde el 13 mayo 2023; Nuevo Laredo (Tamaulipas), desde el 11 septiembre 2023; y Nuevo Casas Grandes (Chihuahua), desde el 21 septiembre 2023. Dos de estas demarcaciones son de particular atención y peso: San Juan de los Lagos y la de León (esta Arquidiócesis).

Por otra parte, en el horizonte están los obispos que ya cumplieron o superaron los 75 años de edad, y de acuerdo con el Código de Derecho Canónico debieron presentar la renuncia a sus responsabilidades al Papa, y están a la espera de que éste la acepte: Andrés Vargas Peña, de Xochimilco (Ciudad de México), con casi 77 años; Rafael Sandoval Sandoval, M.N.M., de Autlán (Jalisco), con 76 años; Alfonso Cortés Contreras, de León (Guanajuato), con 76 años; Óscar Armando Campos Contreras, de Ciudad Guzmán (Jalisco), con 76 años; Alonso Gerardo Garza Treviño, de Piedras Negras (Coahuila), supera los 75 años; Domingo Díaz Martínez, de Tulancingo (Hidalgo), supera los 75 años. Habrá que sumar, además, a Heriberto Cavazos Pérez, auxiliar de Monterrey (Nuevo León), quien en los primeros días de diciembre próximo cumplirá 75 años.

Por otra parte, para tener el mapa más completo de renovación del Episcopado Mexicano, el próximo año llegarán a la edad límite de 75 años: José Francisco Robles Ortega, de Guadalajara (Jalisco); Luis Artemio Flores Calzada, de Tepic (Nayarit); Juan Odilón Martínez García, de Atlacomulco (Estado de México); Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L.C., de Cancún-Chetumal (Quintana Roo) y Javier Navarro Rodríguez, de Zamora (Michoacán).

No perder de vista, insisto, que los obispos podrán presentar sus dimisorias, pero es hasta que el Papa la acepte cuando es efectiva. Para ello intervienen varios factores: las condiciones físicas del obispo, la voluntad insistente del obispo en que el Papa le acepte su renuncia, las circunstancias de la diócesis que podría quedar vacante si no se nombra uno nuevo para esa sede de manera simultánea, el peso de la diócesis, como es el caso de Guadalajara.

Algunos datos de cómo está integrado actualmente el Episcopado Mexicano: De 121 obispos en activo (considerando a Francisco Javier Martínez Castillo, quien hasta el próximo enero será consagrado obispo auxiliar de Puebla), 27 (22.3%) fueron promovidos por Juan Pablo II, 38 (31.4%) por Benedicto XVI y 56 (46.3%) por Francisco. El 57.9% de los 19 arzobispos, comenzaron su función de obispos con Juan Pablo II; el restante 42.1% por Benedicto XVI.

Si observamos el estado de donde son originarios los obispos en funciones de México, tenemos que de Jalisco son 19 de 121; Nuevo León, 17; Michoacán, 16; Estado de México con nueve, Ciudad de México y Puebla con ocho cada uno; Guanajuato siete y Yucatán cinco. Tan sólo de esos estados procede el 73.6% de los obispos.

En tanto, si se considera de qué diócesis proceden los obispos, es decir, dónde fueron formados, ejercieron su sacerdocio y desde donde fueron promovidos al episcopado, tenemos que Monterrey es la líder, con 16 obispos; luego está Guadalajara y Morelia con ocho cada una; Puebla con seis, Ciudad de México con cinco, y San Juan de los Lagos con Tuxtla Gutiérrez y Zamora, con cuatro cada una. El peso de Guadalajara, otrora la “productora” de obispos en México, ha quedado relegada. Sin embargo, si se agrupan las diócesis por regiones del país tenemos lo siguiente: del Occidente son 39 obispos, del Centro 28, del Norte y Noroeste 24; del Bajío doce; del Sureste nueve; del Golfo y el Noroeste cuatro cada una. Un obispo, Francisco Javier Acero Pérez, O.A.R. (Orden de los Agustinos Recoletos), nació en Valladolid, España, naturalizado mexicano.

¿Qué tendremos del Episcopado Mexicano esta semana en su CXV Asamblea General? ¿Veremos si da pasos adelante, o una iglesia temerosa que se cuida por no perder lo efímero, cuando voces y acciones valientes, proféticas México necesita?


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Rubén Alonso
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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