Política

¿Un Estado social? ¡Sí, pero no esto que tenemos aquí!

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La política social es importante. Pero, miren ustedes, no es un tema de repartir dinero sino de proporcionar servicios, o sea, de que el Estado garantice derechos reales a los ciudadanos, no de que intente mitigar con dádivas las estrecheces de los grupos poblacionales más desfavorecidos.

Se trata, por lo pronto, de que la gente cuente con buena atención médica, de que a los infantes de la patria se les brinde una sólida educación y de que los habitantes de todos los rincones del territorio nacional puedan vivir en paz. Tres puntos fundamentales: salud, educación y seguridad.

Ya después podríamos hablar de que la inversión gubernamental debiere dirigirse a atender otras cuestiones, como la construcción de infraestructura —carreteras, puentes, vías de ferrocarril, aeropuertos— o, de plano, subsidios al transporte público, crónicamente deficitario pero necesarísimo para la población y fundamental para el desarrollo económico.

Se necesita asegurar igualmente que las personas cuenten con un mínimo ingreso cuando les llegue el momento de la jubilación y, en este sentido, parte de los recursos del erario deben dirigirse a complementar las contribuciones que cada trabajador aporta mensualmente para constituir un fondo de retiro.

Hasta aquí, el bosquejo de un mundo ideal. Dinamarca, vamos, al igual que Finlandia y Noruega, pero también Bélgica, Francia, Nueva Zelanda, Canadá, España y Japón.

México, desafortunadamente, no figura ni lejanamente en este listado de naciones. Y, más allá de lo que pretenda certificar el oficialismo en sus invasivas propagandas, la salud, la educación y la seguridad se encuentran ahora en una desastrosa condición.

Peor, con el perdón de ustedes, que cuando existía el Seguro Popular, que cuando operaban sin paralizantes limitaciones nuestros prestigiosos institutos de salud, que cuando se implementó la necesarísima reforma educativa y que cuando el denigrado, vilipendiado e infamado Felipe Calderón emprendió, a solicitud del gobernador perredista del muy libre y soberano estado de Michoacán, su igualmente satanizada guerra frontal contra los delincuentes de este país.

O sea, que los fachos de la derecha no cuestionamos en manera alguna la necesidad de un Estado social. Lo que no nos cuadra es que no exista aquí, en este sufrido México.


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Román Revueltas Retes
  • Román Revueltas Retes
  • revueltas@mac.com
  • Violinista, director de orquesta y escribidor a sueldo. Liberal militante y fanático defensor de la soberanía del individuo. / Escribe martes, jueves y sábado su columna "Política irremediable" y los domingos su columna "Deporte al portador"
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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