Inaudita noticia: el jugador de tenis número uno del mundo se encuentra encerrado en un centro de detención por no haber acatado las reglas de inmigración de Australia en lo tocante a la exigencia legal de llegar debidamente vacunado. Es un hotel, no una asfixiante prisión de alta seguridad, pero los seguidores del astro serbio y algunos de sus colegas denuncian –si es que pudiere caber el término para referirse a parecida circunstancia— que el lugar no es lo suficientemente agradable, por no decir lujoso.
No se entiende el asunto porque el hombre, así de desafiante como pueda ser su postura de rechazar la vacunación, se otorgó alegremente la facultad de desembarcar en el aeropuerto de Melbourne luego de que las autoridades estatales de Victoria, uno de los estados que conforman la Mancomunidad de Australia, le otorgaran la dispensa de cumplir con el requisito, al igual que los organizadores del prestigioso torneo.
Pues, el gobierno federal de esa gigantesca isla no fue de la misma opinión (al parecer, las discrepancias entre las autoridades centrales y el gobierno estatal no sólo se limitan a las regulaciones sino que hay también diferencias políticas) y la Fuerza Fronteriza Australiana procedió entonces a detener al tenista durante algunas horas antes de proceder a cancelarle su visa de entrada por no resultar lo suficientemente convincentes las razones médicas aducidas para exentarlo de la obligación. De ahí, del cuarto donde lo tuvieron incomunicado y bajo vigilancia policial en el aeropuerto (el padre, Srdijan, había amenazado con que “si no lo sueltan en media hora, los combatiremos en las calles”) lo condujeron al antedicho albergue. La severidad del Estado, señoras y señores.
El asunto ha escalado hasta las más altas esferas y el propio Aleksandar Vucic, presidente de la República de Serbia, se ha involucrado en el embrollo: “Acabo de tener una conversación telefónica con Novak Djokovic. Le dije a nuestro Novak que toda Serbia está a de su lado y que nuestros organismos están haciendo todo lo posible para que el acoso al mejor jugador de tenis del mundo sea suspendido de inmediato. En apego a las normas internacionales, Serbia va a luchar por Novak, por la verdad y la justicia. Novak es fuerte, como todos lo sabemos”. ¡Espero que no siga una declaración de guerra, ay mamá!
Y todo esto, por emperrarse en no ser vacunado, miren ustedes. A ver si no lo deportan mañana, encima, y se queda sin la oportunidad de ganar su décimo título en el Open de Australia y, a la vez, de superar a Roger Federer y Rafael Nadal para coronarse, con 22 títulos de Grand Slam, como el mejor jugador masculino de todos los tiempos.
Y pensar que algunos de nosotros lo que queremos, justamente, es que nos pongan las vacunas…
Román Revueltas Retes