Política

El Libro Blanco para articular la política exterior con la defensa nacional

  • Columna de Rodrigo Garza García
  • El Libro Blanco para articular la política exterior con la defensa nacional
  • Rodrigo Garza García

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“Hoy la prueba real de poder no es la capacidad
de hacer la guerra, sino la capacidad de prevenirla”
Anne O’Hare McCormick

México requiere de una coordinación interinstitucional para la elaboración de un nuevo Libro Blanco de Defensa, como documento estratégico de seguridad nacional y no solo como la tradicional herramienta de rendición de cuentas. Un “Libro Blanco” contiene información para enunciar un tema de política pública, sirviendo como guía gubernamental y, en otros casos, como medio para informar resultados a las asambleas legislativas y a la opinión pública. Nuestro país, en el escenario internacional, es uno de los pocos Estados que no actualizan estos textos en materia de Defensa. El último esfuerzo ocurrió durante la administración de Vicente Fox, bajo la cual también se promulgó la Ley de Seguridad Nacional, en 2005. Sin embargo, el citado libro no trajo consigo una política de Estado en los sexenios subsecuentes, lo que reveló faltas en la atención gubernamental para adecuar contenidos a las realidades internas y coyunturas externas, y a la forma en que estas inciden en la visión oficial de la seguridad nacional.

En Latinoamérica, Brasil renueva, desde 2008, cada cuatro años su Manual de Defensa. Chile, por su parte, publicó en 2017 la cuarta versión de su Libro Blanco de Defensa, que se realiza desde 1997. Argentina actualizó en agosto de 2018 su Directiva de Política de Defensa Nacional, que da seguimiento a las ediciones que inició desde su primera publicación en 1999.

Por su parte, las grandes potencias además de confeccionar este tipo de documentos, los hacen parte crítica de su estrategia nacional para garantizar su soberanía e integridad territorial. En los libros blancos de Defensa más integrales, los gobiernos enuncian sus capacidades internas en materia económico-financieras, de recursos naturales, militares, científico-tecnológicos y, en muchas ocasiones, incluso incorporan aspectos ideológicos que legitiman el régimen. Al igual, plantean escenarios de cooperación internacional, a fin de consolidar su presencia geopolítica o superar retos provenientes de la creciente presencia de adversarios.

Por ejemplo, China publicó su última versión de Libro Blanco en julio de 2019, intitulado Defensa Nacional de China en la nueva era, en el cual destaca la cooperación militar en las relaciones ruso-chinas de alto nivel. Mientras tanto, EU dispone de tres herramientas: una Estrategia de Seguridad Nacional, una Estrategia de Seguridad Militar y una Estrategia de Defensa Nacional. Esta última, publicada en 2018, señala a su vez que tanto el gobierno chino como el ruso se sitúan como sus principales amenazas.

Conforme a los Lineamientos para la Elaboración de Documentos sobre Políticas y Doctrinas Nacionales de Defensa, que se presentaron ante el Consejo Permanente de la OEA por su Comisión de Seguridad Hemisférica en 2002, estos documentos revisten una importancia fundamental en la política nacional y exterior.

Los libros blancos deben ser congruentes con los propósitos, prioridades y objetivos del gobierno del que se trate, y observar las obligaciones y compromisos bilaterales, regionales y multilaterales del país. Por tal motivo, el papel de los ministerios de Relaciones Exteriores en su formulación resulta fundamental, así como las consultas externas que se realicen con aliados y vecinos, y ciertamente adversarios.

A partir del 1 de enero de 2021, México ocupará por dos años un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Un posible Libro Blanco de Defensa puede sumarse al abanico de documentos sustantivos del gobierno de México. En principio, semejante ejercicio puede incorporarse a la misión y objetivos de nuestra representación ante la ONU y servir en las negociaciones y los debates del principal órgano que vela por la paz, la justicia y la seguridad internacionales.

La seguridad nacional y la defensa exterior expuestas en los libros blancos no son asuntos exclusivos de las fuerzas armadas ni se limitan a la política militar, sino que son tareas transversales que suponen la participación de entidades tanto civiles como militares, incluyendo a las instituciones relevantes de la APF, entidades subnacionales y otros actores como el Congreso, el Poder Judicial, la academia, el sector empresarial y las organizaciones de la sociedad civil. Deben aspirar a constituirse como políticas de Estado, no solo de gobierno, y probar su valor transexenal.

Un Libro Blanco de Defensa en México habría sido útil ante la contingencia sanitaria por covid-19, porque expresaría las capacidades de organización, reacción y cooperación en situaciones de emergencia, como las pandemias que pueden ser recurrentes en los años por venir. Asimismo, complementará los esfuerzos de planeación que se realizan en el marco del Consejo de Seguridad Nacional, así como en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y, en particular, en las instituciones vinculadas con la Agenda Nacional de Riesgos, elaborada anualmente por el CNI con la participación de distintas secretarías, entre ellas la cancillería. Finalmente, habría facilitado la oportuna identificación de aliados globales y regionales, canalizando de información relevante a las autoridades correspondientes.

Desde la promulgación de la National Security Act en 1948 en EU, en el preludio de la Guerra Fría, el concepto de seguridad nacional en México ha tenido numerosas aproximaciones. Se ha entendido como un elemento para salvaguardar la soberanía entre países ante distintas amenazas y riesgos, desde intervenciones extranjeras en el mundo bipolar, hasta la aparición e inclusión de nuevos temas, actores y amenazas transnacionales como terrorismo, crimen organizado, migración, cambio climático, ciberseguridad, seguridad espacial, tráfico ilícito de armas, y otros más.

La defensa y la política exterior son aspectos del gobierno que si bien se pueden pensar opuestos, marchan juntos en la consecución de la paz como objetivo nacional. Preparar un Libro Blanco común a estas áreas es una oportunidad valiosa para proyectar al país ante el concierto de naciones, como un Estado comprometido con la defensa de su soberanía y decidido a participar de manera relevante en los esquemas de la seguridad colectiva global, en estricto apego a los preceptos constitucionales.

*Internacionalista y administrador público. Funcionario en la Jefatura de Oficina del secretario de Relaciones Exteriores

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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