A ver, ya se los dijimos bien muchas veces: cuando salgan, pónganse casco, chaleco fluorescente con el número de placas y las rueditas auxiliares. Sí, los van a criticar, se van a burlar, pero qué le hace, lo primero es su seguridad. No hacen caso y ahí están los resultados.
Y todo fuera como eso: pata atornillada, espalda chueca, a ver ahora cómo le van a hacer con el gimnasio, con el banquito ese en donde tienen que levantar pesas con las piernas. Pero en eso no piensan cuando salen como locos en la motocicleta a toda velocidad y lo dejan a uno con el alma en vilo. A ver si así aprenden a hacerle caso a sus mayores. A poco creen que las cosas las decimos nomás por molestar, es por su bien, carajo. Pero no aprenden.
¿Y quién leería el informe? Como ninguno de sus amigochos que lo rodea sabe hablar en público, tuvimos que hacer un drama televisivo en donde sólo faltó que apareciera la rosa de Guadalupe y el señor saliera caminando. No es que a uno le guste hacer drama de todo, pero no encontramos quién lo supliera.
Mire: el segundo de abordo no podía ser. Se trata de animar a la gente, no de deprimirla, cuando se dicen mentiras hay que parecer que uno también se las cree. Con ese cuate no, se corría el riesgo de que todo el estado cayera en depresión.
El de salud dijo que no, el está muy entretenido buscando en gugle qué cosa es el virus zika y cómo se escribe que si con ce, con zeta o con ka.
El de educación dijo que sí, con mucho gusto, pero solo si le ponen un aula espejo de su tamaño. La de cultura desde hace rato dio instrucciones tajantes de que no la despertaran durante todo el sexenio y lo mejor es hacerle caso. El de movilidad avisó que se encontraba en un embotellamiento en el estacionamiento de la secretaría, el fiscal dijo que ahorita no puede, que está con lo del flamazo de la pipa cuyo único responsable es el chofer y no la compañía.
¿Ya ven todos los problemas que ocasiona una imprudencia?
Por fortuna, se le pusieron chapitas, filtros chafas a las cámaras para simular solemnidad, una mesota enfrente del escritorio para que no fuera a herir a nadie si se le brincaba un tornillo de la pierna y dos banderotas tapando los tanques de oxígeno.
Ah, el Estado va bien.
roberto.castelan.rueda@gmail.com