Cultura

Traidor

  • Columna de Roberto Castelán Rueda
  • Traidor
  • Roberto Castelán Rueda

En todas las lenguas que conozco y también en las que no conozco, el nombre de Judas se ha convertido en sinónimo de traidor" sentenció con su cinismo habitual el viejo Gershom Wald dirigiéndose a Shmuel, joven judío estudioso de la vida de Jesús, ambos personajes de la novela **Judas, última obra del escritor Amos Oz.

Pero Shmuel había reflexionado profundamente sobre el personaje más vilipendiado y odiado del cristianismo, aquel que por treinta monedas fue capaz de entregar a Jesús a sus verdugos y había llegado a una conclusión totalmente diferente a la comúnmente aceptada: Judas fue el primer cristiano, el último cristiano, el único cristiano.

Judas Iscariote se presenta como el fundador de la religión cristiana. A diferencia de los otros apóstoles él era un hombre pudiente de Judea que tenía como misión unirse al grupo de indigentes que acompañaba a Jesús para reportar a los sacerdotes de Jerusalén sobre las actividades de aquel extraño, de las cuales cada vez hablaba más gente, y del peligro que podía representar para la casta sacerdotal.

Pero el carisma, la personalidad y el amor de Jesús pronto transformaron a aquel judío honesto y lo convirtieron en el más fiel de los apóstoles. Tan fiel, que planeó la forma de que Jesús demostrara que en realidad era el hijo de Dios. Lo convenció de ir a Jerusalén sabiendo que ahí iba a ser aprehendido y castigado junto con los ladrones que asolaban esa ciudad.

Jesús, ante su castigo, ante la inminencia de su muerte, tendría que descender de la cruz a los ojos de todos, sano y salvo y demostrar su condición divina.

Pero esto no sucedió. El propio Jesús dudó y esperó una señal divina "¿seré yo el hombre?", se preguntaba incesantemente mientras Judas lo animaba, lo empujaba a dar el paso hacia la eternidad y hacia la fundación de una nueva era para la humanidad.

Cuando el hijo del hombre agonizaba, alzó los ojos al cielo y preguntó: "Eli Eli lama shavaktani", que significa: "Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?" Judas entristeció, lloró al ver derrumbada la finalidad de su vida. Huyó aterrorizado hasta encontrar un lugar en dónde suicidarse. Se ahorcó.

El único cristiano, quien creyó en Jesús hasta el final, ahora es sinónimo de traición, la peor traición, la mayor traición.

El beso de Judas Iscariote, el beso más famoso de toda la historia, no fue un beso de traidor.

Puede leer todo el argumento en: **Amos Oz. Judas. Editorial Siruela.

roberto.castelan.rueda@gmail.com

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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