El 20 de enero no será recordado como el día en que Donald Trump cerró sesión, sino como el momento en que el mundo observó el nacimiento de un meme.
La primera mañana de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, entre una ceremonia cuasi cristiana, lo que se robó el corazón de Internet fue encontrar a Bernie Sanders con un chamarrón, guantes tejidos y una sencillez que raya en adjudicaciones comunistas.
El político tenía frío y el internet se encargó de inmortalizarlo en portadas de discos, posters de películas y alteraciones fotográficas que lo llevan hasta los rincones del México tapizado en cobertores de tigres.
No será el próximo presidente, pero ya es amigo universal.
Pero el adiós de Donald Trump y la llegada de Joe Biden tienen mayor significado, regresa el segmento de la política norteamericana con mejor sentido del humor.
Desde hace cuatro años que el humor político elevó su nivel en el choque contra Trump, pero al mismo tiempo fue una lucha donde la consciencia milenial tocó a la puerta.
Los movimientos #metoo, #blacklivesmatter, luchas de clases y otras etapas de los últimos años sazonaron la agenda en los medios y el tinte de la comedia, que llegaron a ser un ring repleto de actos polarizantes y en ocasiones hasta serios casos de rancio aleccionamiento.
En México, el humor político se mantiene entre mensajes proselitistas y ataques clasistas disfrazados de humor negro.
Por ello no sorprende que luego el “cómico” sea encontrado dentro de la nómina de alguna dependencia pública o peor aún, como militante activo de un partido, lo cual no es malo, a menos que haya conflicto de interés.
Tras la noticia del contagio de coronavirus de Andrés Manuel López Obrador, la toxicidad de las redes sociales aumentó, con reportes de usuarios que mostraron que los comentarios negativos aumentaron usando los términos de AMLO o López Obrador.
La parodia política ha olvidado cualquier filtro para llegar a ser directos ataques de odio o segregación, por lo que nuestra cultura en Internet, donde vemos, percibimos y hasta nos educamos, debe refinarse para ubicar que el odio brincó de las calles hacia las pantallas, y con ello, nuestra percepción de la realidad y la búsqueda de nuestros políticos.
@robbcarsonn