“Sereno Moreno, no se me engorile”, solía decir El Memo (Sebastián Ligarde), personaje de Quinceañera, famosa telenovela de finales de los años ochenta.
Fue la misma frase que Carmen Aristegui devolvió al presidente Andrés Manuel López Obrador cuando, como a tantos otros periodistas, la incluyó en su lista de enemigos.
Una respuesta ingeniosa para pedirle al mandatario que no se apresure en sus agresiones, que no se permita perder el control, que domine sus nervios.
Igual recomendación hizo el académico Sergio Aguayo después de que su nombre pasara por la lapidación de las mañaneras. “¡Serénese y mejore su comprensión lectora!”, propuso cuando el jefe del Estado mexicano arremetió contra él porque supuestamente le comparó con Gustavo Díaz Ordaz.
Lo que en realidad hizo Aguayo fue referirse a la trágica situación por la que atraviesa el CIDE con los ánimos que en su momento condujeron a la incomprensión del movimiento de 1968.
Efectivamente, una cosa es que se haga referencia al ambiente social y político pre68 y otra muy distinta que López Obrador haya sido comparado con Gustavo Díaz Ordaz.
El mandatario no está leyendo lo que se escribe de él, ni podría hacerlo. Las conclusiones apresuradas y la prisa por responder se deben a que está “engorilado”, como diría El Memo, y también porque hay alguien de su entorno que lo está conduciendo por una senda poblada de mentiras, o por lo menos de medias verdades.
Traductor, traidor, reza el refrán italiano. Tal parece que ese que habla al oído del mandatario es un traductor en todo el sentido de la palabra.
Que El Memo jugara el rol del joven pendenciero hizo que la trama de aquella telenovela se volviera picante. Pero no estábamos acostumbrados en México a que el Presidente desempeñara un papel similar.
Antes suponíamos que la serenidad debía ser virtud principal de quien conduce las decisiones que nos afectan a todas las personas.
Zoom: Será el sereno, pero las razones del Presidente para tanta beligerancia no van a dejar nada bueno. López Obrador está mutando de ser un hombre que se pretendía justo para ser otro que encuentra placer en humillar públicamente a quien le cuentan que son sus adversarios.
Ricardo Raphael
@ricardomraphael