Trescientas personas migrantes pasaron la noche de sábado a domingo bajo el domo de una cancha deportiva en la colonia Guadalupe, del municipio de Huixtla, en Chiapas.
Hacia las 5:00 a.m., un contingente de elementos del Instituto Nacional de Migración y de la Guardia Nacional irrumpió con violencia para detenerlos. Niñas, niños, madres y padres de familia echaron a correr a través de los matorrales hacia el río y tras ellos fueron los agentes del orden.
Residentes mexicanos de los alrededores denunciaron el ingreso de la fuerza pública a sus domicilios. El Diaro del Sur recogió ayer testimonios señalando a “militares” que allanaron sus viviendas, causando destrozos mientras buscaban a las personas prófugas.
Todos los días llega a Tapachula un promedio de 400 migrantes provenientes mayoritariamente de Haití, pero también de Honduras y El Salvador.
Se calcula que, desde hace varias semanas, permanecen en esa ciudad chiapaneca alrededor de 125 mil personas extranjeras aguardando protección migratoria.
A diferencia de las caravanas que comenzaron a crecer en 2018, no se trata de un flujo de individuos que buscan mejorar su situación económica en EU, sino de migrantes cuya vida corre peligro en su país de origen, muchas de ellas menores de edad. En efecto, las razones por las que vienen huyendo son principalmente políticas y también derivadas del desastre natural.
Frente a esta realidad, en vez de que el gobierno mexicano atienda con humanidad las solicitudes de asilo y responda a la emergencia con un enfoque que respete los derechos definidos por la Constitución, esta situación de emergencia se está gestionando con una violencia inmisericorde.
Ante una Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados absolutamente rebasada, son los agentes del INAMI, los policías de la Guardia Nacional y los soldados del Ejército quienes se han hecho cargo de la situación tratando a estas familias como delincuentes. Muerta quedó la tradición que solía ser generosa con quienes venían a México para solicitar refugio.
Zoom: ¿Cuáles son las instrucciones que desde el Palacio Nacional se han girado para atender esta nueva emergencia migratoria? La evidencia es lamentable: el garrote priva sobre la compasión.
@ricardomraphael