Política

Hidalgo 156: la otra historia

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  • Hidalgo 156: la otra historia
  • Raúl Arroyo

La historia puede olvidar, inhibir o reducir la realidad de acuerdo a las posibilidades de una escasa o convenenciera visión.

Estamos acostumbrados a que nos digan mentiras con verdades y verdades con mentiras.

Hay confusión y de éstas hay que intentar salir mediante un procedimiento esclarecedor que intente describir la realidad atreviéndose a mostrarla de otro modo.

Es importante desarrollar la conciencia y, desde ella, intentar una visión crítica de las cosas.

Rafael Tovar y de Teresa,

Historia de México, ensayo y memoria.

Conocedor cercano del talante del general Porfirio Díaz, su antiguo compañero de armas y aventuras, el gobernador Rafael Cravioto advirtió, hacia 1894, el desgaste en su relación con el presidente que le había encomendado el estado de Hidalgo para sumarlo a la causa de Tuxtepec, en 1876, y luego le entregó su control político y administrativo con la instrucción de eliminar de la escena a sus fundadores, empezando por el gobernador Justino Fernández, sustituido por la fuerza de las armas, pero en cumplimiento al mandato revolucionario, en noviembre de ese año, instalando así el Porfiriato en Hidalgo.

Sabedor de su propia condición, vulnerable por varios flancos, después de casi veinte años de ejercer el poder, discrecional y nepóticamente, desde el 5 de mayo de 1877, Cravioto preparó el blindaje ante las evidencias que le anunciaban la voluntad presidencial. La más contundente: la instrucción de incluir en la Constitución del estado la figura de gobernador suplente, y la consecuente elección para ocuparlo, en el tercer lugar del orden de prelación, del oaxaqueño Pedro L. Rodríguez, para entonces ya radicado en Tulancingo. No quedaba duda: don Porfirio encaminaba la conclusión de la época Cravioto en Hidalgo.

Uno de los puntales para sostenerse fue la construcción de la narrativa que justificara el largo ejercicio del gobierno y magnificara sus logros. Así, a partir del 8 de agosto de 1894 se publicaron, en ocho sucesivas ediciones del Periódico Oficial, los “Ligeros apuntes sobre el estado de Hidalgo”, la última, del 4 de septiembre siguiente.

Los diez capítulos del discurso contienen, en su conjunto, la que puede considerarse primera historia oficial de esta entidad federativa, aparecida, coincidentemente con el aniversario de sus veinticinco años; en particular los cinco primeros reseñan los antecedentes de su creación y hasta la caída del gobernador Fernández.

Esa primera mitad del texto es la versión, repetida desde entonces, que concede al presidente Benito Juárez la voluntad única de crear el estado; además exalta las decisiones organizativas del primer gobernador, don Juan C. Doria, justifica la ineficacia del segundo, don Antonino Tagle, y resalta el gobierno del tercero, el mismo que habían derrocado, quien ya para ese momento era destacado secretario de Justicia del presidente Díaz.

La evidente intención era restañar las heridas con la original clase política a la que el Porfiriato, y directamente el general Rafael Cravioto, había desplazado del espacio de poder que empezó a construir desde 1860 y logró en 1869, ya reivindicada para entonces por el mismo don Porfirio; y publicitar el progreso generado por su gobierno ahora en riesgo, a lo cual se dedica la segunda mitad del capitulado.

Si como dice Yuval Noah Harari (Nexus, Debate, 2024), la historia no es el estudio del pasado, sino del cambio, y nos enseña lo que se mantiene inmutable, lo que cambia y cómo cambian las cosas, esto es relevante, subraya, para cualquier tipo de transformación histórica; intentemos en esta significativa ocasión un salto hasta la actualidad del estado de Hidalgo, cuando arribamos a su aniversario 156.

Este 16 de enero nos llega en circunstancias merecedoras de algo más que una celebración reducida a repetir la rememoración de la voluntad juarista y la exaltación de nuestra hidalguía, en recuerdo al Padre de la Patria cuyo apellido nos da nombre y, con ese gentilicio alternativo, prestancia.

Van las siguientes:

Este año se cumplirán cincuenta de la desaparición de poderes decretada por el Congreso de la Unión el 29 de abril de 1975, el episodio político más agresivo del presidencialismo contra Hidalgo mediante una interpretación abusiva de la facultad constitucional del Senado de la República, decidida por el presidente Luis Echeverría.

Aquel fue el capítulo inaugural de un ciclo concluido apenas con la alternancia de 2022, por primera vez simultánea en los poderes Legislativo y Ejecutivo, a la que siguió en 2024 la elección de la casi totalidad de ayuntamientos con el mismo signo partidario.

También son inminentes en 2025 dos procedimientos que marcarán cambios radicales en el ejercicio de la democracia de las y los hidalguenses.

El primero, en sede legislativa, será la adecuación de las normas locales, constitucional y legales, conforme al mandato transitorio de la reforma federal al Poder Judicial, proceso que deberá estar concluido en el primer trimestre. Esto es, el diseño de una nueva arquitectura para la impartición de justicia en el estado, en sustitución de la vigente desde 1869.

Es una nueva oportunidad para el Congreso del estado, tantas veces desdeñada por todas las legislaturas antecedentes de la actual LXVI, de cumplir el mandato de la Constitución General con un sentido federalista, esto es, atendiendo las condiciones propias de la entidad, incorporándolas mediante un ejercicio superior a la mera aprobación de una “reforma espejo”, el elemental copy paste.

El segundo será, a diferencia del anterior, inédito: el ejercicio del derecho de la ciudadanía a la revocación de mandato para el gobernador del estado, a quien se someterá a una novedosa consulta para decidir su continuidad en el cargo. El éxito de la experiencia plebiscitaria está condicionado de antemano por las cifras alcanzadas en la elección generadora del triunfo en 2022.

Hay dos temas más, merecedores de la mayor atención por su impacto en aspectos tan importantes como la economía y la protección de medio ambiente.

El obligado regreso de la población migrante. A las consecuencias sociales en las comunidades expulsoras de nuestro estado, y la cancelación de las remesas enviadas desde los Estados Unidos., habrá de sumarse el arribo de una migración de personas no nacionales por ser también Hidalgo un territorio de paso para los flujos centro y sudamericanos. Es un problema anunciado desde el vecino país del norte que habrán de enfrentar directamente los gobiernos estatal y municipales.

Finalmente, debemos sumar a la celebración de este aniversario, por todo lo que significan, las decisiones de inversión del gobierno federal anunciadas por la presidenta Claudia Sheinbaum para Hidalgo, una en especial: la destinada a resolver y rescatar de la contaminación a la región de Tula.

Ante la amenaza de caer, lo que finalmente ocurrió en 1897, el poderoso general nacido en Huahuchinango, Rafael Cravioto, ordenó escribir la historia, que sigue siendo la oficial, de nuestros orígenes. Ojalá el contexto de este aniversario 156, de cambios notables, provoque un nuevo enfoque en el estudio de nuestra historia, esa que inició un día como hoy, de 1869. Cubrir ese vacío es necesario para fortalecer la identidad regional y potenciar nuestra presencia en el pacto federal.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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