Política

Presidencialismo vs. Federalismo 50 años de la desaparición de poderes

  • Ad oculos
  • Presidencialismo vs. Federalismo 50 años de la desaparición de poderes
  • Raúl Arroyo

Se ha cumplido medio siglo desde aquel 29 de abril de 1975 cuando la Comisión Permanente del Congreso de la Unión decretó desaparecidos los poderes constitucionales del estado de Hidalgo y nombró gobernador provisional al senador Raúl Lozano Ramírez. Fue el penúltimo gran quiebre en la vida política-institucional de las y los hidalguenses.

Hubo en los previos 106 años de vida hidalguense, otros tres: el primero, apenas transcurrido el primero de ser erigido: el retiro vía licencia del primer gobernador electo, don Antonino Tagle, ordenada por el presidente Benito Juárez a causa de su compromiso a favor de don Sebastián Lerdo de Tejada, aspirante a suceder al Benemérito, a cuya muerte en 1872 reasumió su cargo. Fue el temprano anuncio del músculo presidencial para la entidad surgida de un proyecto propio, son sentido regionalista.

El segundo fue provocado por la Revolución de Tuxtepec que desplazó al gobernador Justino Fernández, en 1876, para instaurar el porfiriato a través del general poblano Rafael Cravioto, primero, y del oaxaqueño Pedro L. Rodríguez después, hasta 1910 cuando otra revolución, la maderista, estableció un nuevo régimen que logró consolidarse con el triunfo de la constitucionalista en 1917.

En contraste, la purga de gobernadores callistas emprendida por el presidente Lázaro Cárdenas después de enviar al exilio al Jefe Máximo de la Revolución, no afectó al joven gobernador Ernesto Viveros, militante de aquella filiación.

Ya fortalecido el modelo de partido hegemónico, solo tuvo dos alteraciones en la continuidad de la misma línea política: una en 1951 determinada, conforme a las reglas no escritas del sistema, por el presidente Miguel Alemán, para acabar con la disminuida influencia del licenciado Javier Rojo Gómez una vez que no obtuvo la candidatura para suceder al presidente Manuel Ávila Camacho.

La decisión favoreció entonces a un burócrata distante de la clase política hidalguense predominante entonces: don Quintín Rueda Villagrán cuyo gobierno modificó sustancialmente el estado de cosas en la entidad con un sentido modernizador, consecuente con la visión del gobierno alemanista.

El siguiente sexenio entregado al general y licenciado Alfonso Corona del Rosal, de orígenes políticos en el entorno de Rojo Gómez, restableció la influencia de los grupos locales, principalmente los de origen campesino. La incorporación a la política nacional del gobernador, le permitió mantener el control del estado a través de dos sucesores, Oswaldo Cravioto Cisneros y Carlos Ramírez Guerrero, control que concluyó, como si fuera el aviso de que igual sucediera con su aspiración a la Presidencia de la República cuando la candidatura para el gobierno estatal no fue para uno de los suyos.

En plena lucha por la sucesión presidencial, la influencia del general ya no le alcanzó para determinar quién ocuparía la siguiente gubernatura hidalguense. Los posibles favorecidos fueron derrotados por el senador Manuel Sánchez Vite, apenas incorporado a la vida política local como procurador general de justicia, de donde partió al Senado.

Con el gobierno del profesor y licenciado Sánchez Vite la línea política tendría un nuevo quiebre, este de características inéditas, una de ellas determinante para lo que vendría en 1975: el distanciamiento y posterior enfrentamiento con el presidente Luis Echeverría. Una apuesta fallida para enfrentar desde lo local el avasallante presidencialismo mexicano de entonces.

La otra fue el sometimiento sin concesión, no a uno o varios grupos políticos locales, sino mediante el desconocimiento a una sola persona que tuvo la valentía de enfrentar públicamente al presidente, habiendo cercanía entre ambos desde años lejanos, siendo uno combativo líder nacional del magisterio, y otro funcionario menor de la Secretaría de Educación Pública. Un conflicto los llevó a ser aliados en sus proyectos. Transcurridos los años Luis Echeverría entregaría a Sánchez Vite el liderazgo del Partido Revolucionario Institucional, paradójicamente el inicio de su desencuentro.

Después de ocupar la Secretaría General del poderoso Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y la diputación federal por Tulancingo, Manuel Sánchez Vite decidió emprender desde su estado natal la búsqueda de la gubernatura.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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