En los últimos días la agenda nacional se ha incorporado el tema de la llegada de Trump como presidente de los Estados Unidos, que desde hace algunas semanas ha estado amagando con tomar medidas inmediatas en el ámbito de la relación comercial imponiendo aranceles a las mercancías de se exportan de México al vecino país del norte, así como la amenaza de categorizar a los cárteles de la droga en México como terroristas para pretender ejercer ese derecho auto asignado de ser policías del mundo invadiendo territorios y soberanías en su ataque al terrorismo por considerar una amenaza a su país.
Se incorpora de nueva cuenta el tema migratorio como una cuestión de prioridad y acciones inmediatas de gobierno anunciando que habrá deportaciones masivas contra paisanos que no tienen legalizada su estancia en Estados Unidos, instalando criterios más severos para la entrada y estancia a ese país, criminalizando y normalizando el desdén a quienes aspiran a llegar a desarrollar proyecto de vida en la unión americana.
Sus amenazas exclamadas desde sus redes sociales y ruedas de prensa o mediante vocerías de su equipo cercano han sido de gran impacto mediático y han cimbrado los mercados, contrario a las expresiones que se han dado por el mandatario electo con la Presidenta de México las cuales ha hecho públicas y han sido de respeto y elogios a la mandataria planteando que habrá una cordial relación a pesar de sus expresiones.
El perfil de Donald Trump es de un excéntrico empresario millonario adentrado en la política que desde el ejercicio del poder se asume en la conducción del Estado con un enfoque empresarial en donde lo más importante es la utilidad económica a partir de relaciones comerciales entre empresas y naciones, no importa que sea el armamento para financiar una guerra ni importa que sus consecuencias sean devastadoras en las pérdidas de vidas humanas ni afectación al medio ambiente.
El enfoque empresarial en la conducción de un gobierno no importa el capital humano, es decir, el tema social pasa a segundo término y no es prioridad, esto al interior de su país, bajo esa lógica menos le va importar la humanidad o población de otras naciones, lo cual son los rasgos ideológicos del capitalismo que tiene su epicentro precisamente en Estados Unidos en donde el Estado reduce al máximo su responsabilidad social, haciendo de los derechos sociales mercancías para que las compre quien tenga el dinero para hacerlo.
Es de destacar que desde la oposición se manifiestan voces que imploran el intervencionismo a Trump, con una desmedida mezquindad pidiendo que Estados Unidos invada so pretexto de ataque al narcotráfico como si fuera a derrocar al gobierno mexicano y designar a un gobierno de derecha reinstalando a la oposición bajo esa absurda ocurrencia pero que para ellos es prácticamente la única opción, lo cual los describe como una fuerza política desahuciada y sin esperanza para reponerse.
Aun en el encono político internacional, hay nuevas realidades y diferentes contrapesos económicos, políticos y militares que se reconfiguran en el mundo, México tiene cada vez más aliados y se ha ganado el reconocimiento de que a la llegada de la izquierda se asume con un liderazgo en sus nuevas formas de gobernanza y su posición frente al imperio sin servilismos ni sumisión como cuando gobernaron los entreguistas de la derecha.