Como se preveía la marcha del pasado 15 de noviembre tuvo varios componentes, uno de éstos es la oposición política y partidista al régimen naciente, activistas reconocidos del PRI, PAN y del ya extinto PRD convocaron y asistieron que en todo momento insistían que era un movimiento espontáneo de jóvenes sin filiación partidista y como cada ocasión lejana que organizan alguna movilización pretenden hacer creer que quienes participan son ciudadanos libres ajenos a la política.
Otro de los componentes que conformaron la marcha fueron los contingentes provenientes de Uruapan y otros municipios de Michoacán acompañados de otros lugares más allá de esa entidad, quienes se manifestaron en memoria y reclamo de la muerte del alcalde Carlos Manzo que se hacen llamar el movimiento del sombrero exigiendo seguridad a la federación.
Otros fueron contingentes de activistas y jóvenes auspiciados por partidos políticos de oposición, otros por el empresario al que recientemente la Suprema Corte lo obligó a pagar miles de millones de impuestos y que trae la iniciativa de crear un movimiento social y político abiertamente de derecha para disputar el poder en 2030, quien mediante la televisora que tiene concesionada trae toda una campaña agresiva contra la presidenta y el gobierno federal.
Dentro de este conglomerado hubo grupos de jóvenes organizados que fueron directamente a violentar, a pretender derribar las vallas que había de protección al inmueble de Palacio Nacional con la franca intención de destruir e incendiar todo lo que estuviera a su paso, es muy evidente que la provocación era para recibir la reacción de la policía que resguarda la casa presidencial para obtener las imágenes en las que la confrontación se aprecian policías defendiéndose para nutrir su narrativa de que hay un “gobierno represor” lo cual lleva implícito la dictadura que refieren insistentemente que hay en México.
La oposición está detrás de todo, el PRI y PAN y sobrevivientes del PRD auspician la marcha de la llamada generación z que pretende hilvanarse con otros movimientos de derecha de otros países, el problema que tienen es que en México se les complica demasiado pretender organizar un movimiento que vaya en contra del actual régimen, primero porque no tienen un liderazgo que sea un polo de atracción de los diminutos segmentos de la oposición, menos un liderazgo despojado de filiación partidista, no hay alguien que aglutine a la oposición y que sea reconocida o reconocido con autoridad moral ante la ciudadanía.
Ahora la narrativa es que fue todo un éxito y que el adversario está temblando y toda una serie de fantasías que son su auto estímulo para seguir por esa ruta en la que han perdido sistemáticamente elecciones y terminan diciendo que pierden debido a los programas sociales y no a sus distorsiones de la realidad que no les permite ver el mundo en el que viven, sus campos de batalla siguen siendo las redes sociales y algunos medios de comunicación, para la oposición y sus estrategas se asume que todos los mexicanos tienen un celular y todos con redes sociales atentos a sus discursos y campañas de calumnias e insultos.
Los conservadores no entienden que afuera hay una realidad diferente a la que ellos construyen desde un escritorio o un restaurante; al movimiento que hoy gobierna le costó mas de 30 años de lucha y de andar a ras de suelo por barrios, colonias, pueblos, comunidades, a lo largo y ancho del país organizando y generando conciencia, la oposición no solo no está dispuesta a ese trabajo, no tiene forma de revertir la mala imagen que tienen los ciudadanos de ellos, es por ello que se entiende su desesperación y enojo y por ende su estrategia que no es más que una disfuncional ocurrencia más.
