Es evidente que algunas cosas no están funcionando como uno creía en el América como para haber sido eliminado de la Concachampions por el Pachuca.
La más relevante, me parece, es la incapacidad del director técnico, André Jardine, para encontrar con el sistema, modelo, estrategia o plan para superar lo que desde el otro banquillo, le ha puesto cada que se han enfrentado esta temporada Guillermo Almada, su contraparte de los Tuzos.
En el torneo regular, en la Jornada 7, jugada a mediados de febrero pasado, el Pachuca le propinó la primera derrota a los americanistas: 2-1 fue el marcador con la que concluyó el partido en el estadio Hidalgo.
La semana pasada, en el segundo enfrentamiento entre estos equipos, el Pachuca le igualó al América en el Estadio Azteca, en el juego de ida de la semifinal de la Liga de Campeones de la Concacaf. Y la noche del pasado martes todos sabemos lo que sucedió. Las Águilas fueron superadas por los Tuzos por dos goles a uno.
Jardine no encuentra cómo ganarle a Almada. Y eso, teniendo los enormes recursos futbolísticos que tiene a su disposición, solo ilustra una preocupante incapacidad.
El título de este torneo regional le resultaba importantísimo no nada más al propietario del América, Emilio Azcárraga Jean, sino a sus millones de seguidores. La energía y la fuerza concentrada en lograr un boleto en el próximo Mundial de Clubes. Y nada. Por esto no pueden ahora, ni Jardine, ni sus jugadores, ni los directivos de este equipo, hacer como si no hubiera pasado nada.
Que si Kevin Álvarez anda distraído y se decolora el pelo, que si Igor Lichnovsky le dedica tiempo a hacer un programa para redes… lo que más digan sobre esto no explica, como sí lo hace la incapacidad de su entrenador para ser mejor que su adversario, la eliminación que sufrieron la noche del martes en Pachuca.
Que no le den más vueltas.
