La reciente actitud de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) ante la tauromaquia es una vergüenza para las universidades públicas del país. Sabemos bien que la industria de la tauromaquia compra y paga bien, pero no nos adelantemos; comencemos por explicar los datos. La UAM ha anunciado un magno evento denominado “Tauromaquia: cultura y bienestar animal”, en el que, contra la legalidad establecida, promueve y pretende justificar la asistencia de niños a esos eventos, entre otras barbaridades. A continuación, expondré de manera breve las razones por las que a los responsables de este lamentable evento, se les debería de investigar y exigir en dado caso, su renuncia.
1. En primer lugar, una universidad pública tiene como obligación educar a sus estudiantes a través de la docencia y al pueblo en general a través de sus actividades de difusión. La educación, hoy lo sabemos mejor que nunca, no implica únicamente el fortalecimiento de las actividades racionales de un individuo, sino ante todo su sensibilidad ética y moral. Albergar en una universidad eventos que apoyen espectáculos violentos en los cuales la diversión se basa en la tortura de un animal, no es educar: es maleducar la sensibilidad ética y colaborar para un México violento, que es precisamente lo que ya no queremos y lo que no debemos promover en ningún lugar y mucho menos en una universidad pública.
2. En el mundo ha surgido un fuerte movimiento que intenta sanear el planeta a través del respeto a la vida y con ello, a través del respeto a la diferencia. Este movimiento surgió en el siglo pasado, aunque tiene antecedentes interesantes que acá no podemos detallar. En él se ha distinguido la necesidad de educar en el respeto a la vida animal para recuperar el equilibrio ecológico perdido. Universidades y escuelas en diferentes partes del mundo, enseñan el respeto a la vida animal y demandan el cese a cualquier incitación a la violencia contra los animales como parte de una forma de educar la sensibilidad social, perdida ya por el constante contacto con la violencia.
Mientras tanto, la UAM alberga y promueve uno de los espectáculos más violentos, que en gran parte del mundo está ya prohibido: la tauromaquia.
3. México es un país que ha tenido que enfrentar la violencia en muchas de sus formas. Por lo mismo urge que los espectáculos públicos en lugar de promover más violencia, eduquen y sensibilicen al individuo para respetar la vida. Encerrar a un animal en un foro circular y aceptar que es divertido encajarle varillas y molestarlo para terminar matándolo, es un espectáculo grotesco que no tiene absolutamente nada de educativo y justifica la violencia para la diversión de quienes disfrutan con ella: eso no es lo que requiere nuestro país.
A la muy vieja y conservadora guardia que defiende este tipo de espectáculos como una “tradición cultural”, valdría la pena recordarle que hay tradiciones que hoy en día avergüenzan a la humanidad. Tradiciones que en su tiempo se valoraron y que hoy a duras penas podemos creer que se hayan permitido. Encerrar a pequeños niños en un barril para que crecieran con los cuerpos deformes y luego cortar sus labios para que independientemente de su estado anímico lucieran siempre una sonrisa grotesca, era una tradición que Víctor Hugo denunció en El hombre que ríe. La ablación del clítoris en algunas sociedades, también era una tradición que se contemplaba como algo digno. Abandonar a los padres ya viejos y cansados para que murieran en el bosque era otra tradición muy antigua en algunos pueblos chinos. Apedrear a una mujer de la cual se sospecha que fue infiel, es aún hoy en día una tradición en algunos pueblos bárbaros. Que una costumbre se considere una “tradición”o “cultura” no justifica su existencia: como seres humanos tenemos la obligación de cuestionar si nuestras tradiciones y nuestra cultura nos engrandecen y nos dignifican, o si nos denigran y nos hacen indignos de compartir este planeta con el resto de la vida.
Una reflexión final: las universidades han tenido un papel clave en el cuestionamiento de este tipo de tradiciones, porque para eso están: para cuestionar y educar. Es lamentable que una universidad pública como es la Universidad Autónoma Metropolitana se venda de esta manera a los grandes empresarios de la tauromaquia y maleduque tanto a sus estudiantes como al pueblo en general. Algunos empresarios de la tauromaquia hicieron el intento de hacer lo mismo en la UNAM hace tres o cuatro años y se toparon con una pared: yo soy testigo directo de ello.
El rector y los funcionarios que está promoviendo esta barbarie deberían ser investigados, porque lo sabemos: la industria de la tauromaquia compra apoyos y paga muy bien. ¿Quién se está beneficiando con este tipo de actividades en la UAM? A quienes lo estén haciendo se les debe investigar y exigir la renuncia: no tienen derecho a trabajar en una universidad pública quienes se venden para patrocinar y apoyar la violencia.
Exijamos la renuncia de quienes apoyan espectáculos violentos en universidades públicas.
Paulina Rivero
La UAM no promueve “magnos eventos” sobre tauromaquia
Sobre las afirmaciones vertidas por Paulina Rivero Weber, en su columna titulada “¿Corrupción en la UAM?”, publicada por el diario Milenio el lunes 22 de agosto de 2022, la Universidad Autónoma Metropolitana niega categóricamente que esta casa de estudios albergue“eventos que apoyen espectáculos violentos en los cuales la diversión se basa en la tortura de un animal”, ni mucho menos “promueveo pretende justificar la asistencia de niños a actividades de tauromaquia”, como lo afirma la columnista.
En un comunicado, la UAM también desmiente que “patrocine o apoye” algún tipo de violencia, o que tenga relación alguna con empresarios de la tauromaquia, y no ha obtenido beneficio alguno derivado de esa actividad.
La Casa abierta al tiempo no ha organizado ningún “magno evento” sobre tauromaquia.
A título personal, dos profesores del Departamento de Producción Agrícola y Animal de la Unidad Xochimilco participaron en la organización del ciclo al que refiere Rivero Weber, dirigido a la comunidad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Biología, Agronomía, Historia y Sociología, así comoal público interesado en el tema, cuya finalidad no era fomentar el maltrato animal, sino proporcionar información actualizada sobre legislación, bienestar animal y manejo clínico zootécnico de las especies animales involucradas en torno a este tema tan polémico. Sin embargo, la actividad fue cancelada debido a que no se cumplieron con los requisitos planteados originalmente.
Esta Institución está en contra de todo tipo de violencia, además de que promueve entre su comunidad valores como el respeto, la empatía y una cultura paz.
Réplica
La UAM y el nuevo golpe a la autonomía universitaria
Por Manuel Sescosse
Presidente de Tauromaquia Mexicana A.C.
Una muy triste noticia para la libertad de cátedra e investigación, así como para la discusión de las ideas ha sido la decisión unilateral y arbitraria de la rectoría de la Universidad Autónoma de México campus Xochimilco, cuyo rector es Francisco Javier Soria, de cancelar un foro que estaba destinado al análisis de la Tauromaquia y del debate que se ha generado en torno a esta actividad en nuestro país.
No cabe la menor duda que la autonomía de esta casa universitaria ha quedado flagrantemente violada al haber cedido a las presiones de organizaciones presuntamente animalistas, que más bien responden a intereses políticos y económicos ajenos a esta causa.
En su edición del lunes 22 de agosto, en el artículo publicado en las páginas de este diario titulado ¿Corrupción en la UAM?, Paulina Rivero Weber, directora del Programa Universitario de Bioética de la Universidad Nacional Autónoma de México, en un encendido alegato en favor de la censura en las universidades, plantea su rechazo y condena por la posibilidad de que académicamente se discuta este tema con el que no está de acuerdo que es la Tauromaquia.
Partamos de un hecho incontrovertible: La Tauromaquia es hoy una actividad legal en nuestro país, que se ha recreado y practicado desde hace casi 500 años y que forma parte del patrimonio cultural inmaterial de un grupo de mexicanas y mexicanos, que tanto en México como en otros países del mundo, ha logrado tal reconocimiento, ya sea en la ley o a partir de resoluciones de sus tribunales o cortes constitucionales.
Los argumentos que esgrime la académica universitaria para sugerir la censura de un tema que le desagrada parten de la simplicidad y el desconocimiento de lo que la Tauromaquia implica y aporta a la sociedad en términos culturales, económicos y ecológicos.
Señala, por ejemplo, que nuestro país ha tenido que enfrentar la violencia en muchas formas, por lo que urge erradicar espectáculos, que desde su particular punto de vista son violentos. La violencia, como se ha comprobado desafortunadamente en distintas regiones del país, tiene otros orígenes y quererla explicar en la fiesta brava es simplemente una sinrazón.
La comparación que plantea con “tradiciones culturales” como encerrar a niños en barriles para crecer con los cuerpos deformes, abandonar a los padres viejos y cansados o la ablación del clítoris en las mujeres con la Tauromaquia es completamente absurda, desinformada y abiertamente engañosa para las lectoras y los lectores. En los primeros casos es claro que se trata de atentar contra una serie de derechos fundamentales de los seres humanos, mientras que en la Tauromaquia, nadie que hable de forma informada sobre el tema puede afirmar que la realización de un espectáculo taurino vulnera los derechos fundamentales de las personas o algún otro bien tutelado por la Constitución.
Posturas radicales como las de la señora Rivero Weber, alentadas por los intereses de asociaciones pseudo animalistas y, desafortunadamente, por instituciones académicas como la UAM están lejos de contribuir a un debate serio, informado y respetuoso de los asuntos que a la sociedad interesan. Ese, sin duda, no es el México que todos queremos.