El principal enemigo de nuestra democracia es la necesidad, que determina por quién votar en las áreas mas pobres del país.
Voy a tomar como estudio de caso el sureste chiapaneco donde suelo vivir más de cerca los fenómenos sociales de las mayorías, para ejemplificar el del voto, que estoy segura se generaliza en muchos pueblos de México.
Los líderes locales hasta de las comunidades más pequeñas nacen y se perpetúan por su capacidad de resolver las necesidades de la comunidad. Y significan el punto más primario de contacto de los aspirantes a presidentes municipales, diputados locales, federales, gobernantes, para “convencer” a sus correligionarios sobre por quién votar.
Desafortunadamente, las comunidades están acostumbradas a que un candidato no es diferente de algún otro en el largo plazo en cuanto a que realmente cumpla con sus promesas de campaña, por lo que el único diferenciador es lo más inmediato: cuánto pagará ese candidato por su voto.
Así, descaradamente el tema de la temporada es cuánto pagará Fulanito o Zutanito por voto y qué mecanismo va a utilizar para pagarlo: que si el carrusel, que si el fertilizante o el tinaco del día siguiente. Otro determinante del voto es la capacidad de movilización a los votantes. El candidato con la mayor capacidad de acarreo tiene más posibilidades de ganar. Y así, las elecciones se convierten en las danzas de los millones que pasan por las narices de nuestras autoridades electorales, donde no sé si no actúan por negligencia o impotencia.
¿Qué hacer?
En el corto plazo, en estas elecciones, la sociedad civil debe convertirse en la guardiana de la democracia. Hay que ir a las casillas que podamos a vigilar, y en su caso a denunciar. El gobierno podría ayudar desplegando al Ejército como observador y haciendo disponible transporte y comida para movilizar a las comunidades alejadas de las casillas electorales.
En el largo plazo, es indispensable continuar dándoles a los mexicanos libertad de expresarse a través de las urnas, destruyendo el monstruo de la necesidad que los libere de yugos de liderazgos innecesarios. Y donde el objetivo de los candidatos sea de verdadero desarrollo y servicio, no de enriquecimiento personal.
@PatyArmendariz