Hace un par de semanas me atrapó un texto extraordinario que, muy probablemente, será de lo mejor que lea este 2025: Dignos de ser humanos. Una nueva perspectiva histórica de la humanidad, de Rutger Bregman.
El texto trata de romper con una “verdad” indubitable para el mundo occidental: en la vida triunfa el más fuerte, el mejor adaptado, el que resulta victorioso en la perpetua lucha del todos contra todos. Sea en el ámbito del que se trate, las relaciones en la sociedad se encuentran mediadas por máximas darwinianas, hobbesianas y maquiavélicas. El mundo es de los listos, de los que gruñen y muestran colmillo, de los osados, de aquellos que se preocupan y ocupan de sí mismos, de los que expertos en olfatear y hacerse de los medios necesarios –sin importar cuáles sean– para echarse el mundo a la bolsa. Esta es la historia que nos han contado y nos hemos tragado sin rechistar.
Sin embargo, como refiere Bregman, todo parece indicar que las cosas son de otra manera. El Homo sapiens no superó al Ardipithecus, Australopithecus, Homo habilis, Homo erectus y al Homo neanderthalensis solo por haber sido más belicoso y sanguinario que estos. La antropología no divulgada, la que no vende, tiene evidencias muy distintas al cuento de que solo sobrevive el que pega más fuerte.
Con base en los archivos desclasificados de muchos estudios que defienden la tesis de que la sociedad ha “progresado” gracias a su egoísmo salvaje, Bregman abre el telón de un escenario pocas veces visto, dejando al descubierto el valor e influencia que tienen la cooperación, la solidaridad y la compasión en el florecimiento de la vida individual y el desarrollo de los pueblos. Dicho en sus propias palabras, “los hechos demuestran lo contrario: precisamente cuando caen bombas del cielo o las aguas inundan las ciudades, el ser humano muestra su mejor versión”. Con esto Bregman busca exponer una idea radical: la gran mayoría de la gente es buena. Más que ñoñez, su planteamiento es una clara apuesta por un nuevo realismo humano.
Los muchos ejemplos que recoge tratan de demostrar que “por naturaleza tenemos una preferencia por nuestro lado bueno”, de ahí que sería “mucho más realista tener una imagen positiva del ser humano”. De algunas evidencias que demuestran que el hombre es mucho más que un simple lobo del hombre, hablaré en mi próxima entrega.