Un par de semanas antes del escándalo desatado por el video difundido en TikTok por el fabricante chino de bolsas de alta gama, quien quisiera un bolso Birkin debía desembolsar alrededor de 750 mil pesos para darse el gusto. Hoy, esa misma persona no estaría dispuesta a pagar más de 26 mil 500 pesos; incluso se sentiría con derecho a exigir un mejor precio en la misma tienda Hèrmes.
La viralización del timo del que son víctimas los compradores de esa y otras marcas como Gucci, Louis Vuitton y Prada, es tan solo una parte de los muchos efectos que brotarán de la caja de pandora abierta por Donald Trump en su estúpida guerra arancelaria. Diga lo que diga, haga lo que haga, se metió con el rival equivocado. Los chinos están decididos a cobrarle la factura, ahora el viento sopla a su favor. Me explico.
Los productores y comerciantes chinos han sido maestros en el manejo de las suspicacias relacionadas con la calidad de lo hecho en China. Sin dolor ni rencor de por medio, cualquier comprador sabe que el precio es directamente proporcional a la calidad del producto. Las cosas cambian cuando la calidad exige la elaboración de un mejor producto. Por ejemplo, MG es una marca inglesa que a inicios del siglo pasado gozó de un enorme prestigio por la elegancia y calidad de sus coches. Cuando los amantes de los autos de alta gama supieron que China resucitó la marca no ocultaron su decepción. Si hubiesen sido los ingleses, alemanes, holandeses o, mínimo, los japoneses, la relación exclusividad-calidad se hubiese mantenido; de los chinos solo cabría esperar un diseño novedoso a un precio accesible.
Sin embargo, esta percepción está errada. Los trenes rápidos, metros, aeropuertos, puertos, carreteras y la omnipresencia digital en la vida cotidiana, por mencionar unos cuantos ejemplos, son un claro reflejo de los muchos años que los chinos le llevan de ventaja civilizatoria al mundo occidental.
Así que las marcas de alta gama, que durante tantos años le habían jugado el dedo en la boca a sus clientes, deberán pagar el costo de su engaño, mientras que los chinos seguirán ganando lo mismo o más, porque los bolsos Hermès, Gucci, Louis Vuitton y Prada dejaron de ser algo exclusivo de ricos.
Quien le eche un poco de ganitas podrá darse el gustito. Y los chinos estarán felices de dárselo.