¿En algún momento cambiamos de dimensión y muchos parece que no nos enteramos de las nuevas lógicas de acción? Resulta inverosímil que hoy se tenga que discutir si se cumple o no con el deber y se juzgue demente o inadaptado al que exige que se asuma responsabilidad y se enfrenten consecuencias por incumplimientos.
¿Cómo entender que hoy se debata en los Congresos federal o locales, si deben acudir o no personalmente a trabajar las y los legisladores en sesiones de comisiones donde se debe estudiar, o al pleno donde se debe votar, con conocimiento y razón en representación de la sociedad? ¿Acaso no es la razón de ser de su empleo y todo lo demás debería que ser secundario? ¿Qué fue lo que se rompió?
Difícil concebir también que un funcionario, pariente de un prominente político, se ría con sarcasmo y hastío cuando le piden explique su enriquecimiento súbito, al grado de no saberse cuántos ranchos tiene realmente, y argumente estúpidamente que ya lo asentó en su declaración patrimonial.
Así entró en el “selecto grupo” de los infames que creen que la declaración patrimonial regulariza y la transparencia inmuniza. ¿En qué momento alguien les hizo olvidar que lo que se manifiesta como patrimonio tendría que ser coherente con lo que se reporta como ingreso y el ingreso debe ser congruente con las actividades legalmente desarrolladas, y si eso no cuadra, debe haber consecuencias? Ese fue el fundamento de origen de la Declaración Patrimonial. Ojalá que aun las dependencias anticorrupción lo tengan por ahí anotado.
¿Qué decir de un ínclito gobernador que viaja al extranjero en avión privado, se molesta porque los periodistas le piden explicaciones al respecto y se atreve a responder que es su vida privada? ¡Fue real! ¡Y aun hay más!
Por si algo faltara, se anuncia con intensidad que las autoridades de los tres niveles de gobierno han dado un golpe contundente al “huachicoleo de agua” lo cual suena bien, arrasaron con todo lo sospechoso; pero desatan la inconformidad, los bloqueos, el caos y la duda de una parte de la sociedad afectada, sobre las reales intenciones de la intervención en un suministro del cual no se habían hecho cargo y no atinan a esbozar entre los tres un plan de acción para dar un paso aún más importante: ordenar y abastecer a quienes lo requieren, cuando aparentemente han tomado el control. ¿Estaba muy complicado pensarlo antes de hacer reguero?
Inevitable preguntarse: ¿Cuál será su concepto administración pública y servicio público?