Política

La perniciosa polarización

A lo largo de mis años como periodista he conocido y conversado con cientos de personas, funcionarios, políticos, filántropos, activistas, científicos, campeones y retadores, personas justas, otras oportunistas, y de todos los partidos políticos.

Con algunos quienes aspiraban u ostentaban cargos públicos conversamos con cierta regularidad, coincidimos y diferimos, discutimos diferencias, cuestionamos argumentos, pero siempre se valoraba la crítica, se confiaba en la bonhomía de las personas, se respetó su derecho de aspirar a hacer algo con su vida en la carrera que eligieron.

Algunas de esas personas aspirantes y soñadoras, dedicadas a la política, por momentos destilaban gentileza, sustentaban sus aspiraciones en su intención de aportar su saber y experiencia para generar algún bien para la gente desde la representación política, algunos han conseguido el ascenso soñado y cumplido con el viejo adagio que dicta que “el poder y dinero no cambian a las personas, sino los muestran como realmente son”.

Las historias son similares en todas las trincheras, incluso vi como algunos optaron por cambiar de partido por pragmatismo a veces combinado con frustración, explorando caminos para conseguir sus objetivos personales, lo cual puede ser válido.

Mantengo la convicción que los partidos no hacen mejores o peores a las personas, les establecen idearios y argumentos para fundamentar las acciones que desarrollarán y en ellas algunos encuentran identidad, pretexto o justificación para actuar como lo consideren válido y oportuno, incluso más allá de lo legal o lo legítimo, pero esas son historias individuales.

Lo que hoy es preocupante es que socialmente nos hemos dejado llevar por una ruta en la que se ha arraigado la que la militancia política divide, es intolerante, contrapone y distancia a las personas, lamentablemente también, en la práctica se ha incentivado la polarización que además sirve de escudo y antídoto para evadir la crítica, se repudian las ideas diversas y los señalamientos, considerando que solo entrañan el afán de un adversario de tiempo completo que solo busca el desprestigio del contrario, y además parece que vamos hacia un estado en el que habría que resignarse a que se criminalice a alguien que sin poder piense diferente.

Tenemos que bajarnos de esa inercia, aunque suene iluso pedirlo. Las recientes manifestaciones de grupos sociales están dando espacio a que muchas personas conciban que hacer política y militar en un partido, manifestarse o expresar opiniones sobre los asuntos públicos son acciones ilegales. No es así, todos los partidos están hechos de lo mismo, aunque no persigan los mismos objetivos específicos, pero hacer política es un asunto de ciudadanos y es la forma de interacción en la cual a través del contraste de ideas podemos encontrar las mejores formas de resolver nuestros problemas colectivos. Así logramos evolucionar como país y como sociedad.

Creo que la polarización no augura buen futuro, incapacita a los ciudadanos para reaccionar, para analizar sensatamente lo que estamos pasando, y preserva el control del poder en un pequeño grupo, cuando lo que más se necesita es quitarse de complejos, reflexionar y exigir a quienes representan y toman decisiones, dignidad, honor y responsabilidad, para hacer en sus encargos siempre lo mejor. Ojalá nos diéramos tenemos que hacernos más preguntas y ejercer sin temor la libertad de pensamiento y de expresión.


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Óscar Glenn
  • Óscar Glenn
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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