Cuando el escepticismo juega vencidas con el optimismo -necesario a veces para seguir adelante- se resume la opinión o la impotencia en una frase multifuncional que deja al tiempo para que nos muestre cómo puso cada cosa en su lugar y dimensión: Ya veremos. Es también incertidumbre que entraña la expresión, esa misma que marca con abundancia el inicio de semana, que se complementa con la pregunta ¿cómo llegamos a esto?
Cuando en Consejero Presidente del INE, Lorenzo Córdova, da este lunes la re-bienvenida en tono semitriunfal al Secretario Ejecutivo, Edmundo Jacobo, para que retome sus funciones tras haber obtenido de una jueza una suspensión definitiva contra los efectos del Plan B electoral, no podemos dejar de pensar disimuladamente ¿Por cuánto tiempo? Mientras nos mantenemos a la expectativa de lo que la Suprema Corte resuelva de fondo, ante todas las controversias interpuestas, pues nadie hoy se siente plenamente seguro de lo que vendrá. ¿Cuánto nos servirá enfrentar esto hoy? ¿Qué secuelas dejará?
Cuando el Canciller Marcelo Ebrard asegura que acudirá a Washington, Estados Unidos, a defender a nuestro país de las intenciones de grupo de senadores republicanos que pretenden declarar a los cárteles de la droga como grupos terroristas, asegurando que la violencia criminal además del daño generado a su gente por el tráfico estupefacientes es brutal, y esto se complementa con las afirmaciones del Presidente de México, quien niega que en nuestro país se produzca fentanilo, además de calificarlos de mequetrefes, intervencionistas y prepotentes; amenaza con hacer campaña en contra de los republicanos en las próximas elecciones norteamericanas, reitera que la simple iniciativa, aun con bajas probabilidades de prosperar es “una ofensa al pueblo de México y una falta de respeto a nuestra soberanía”. ¿Seremos más fuertes como nación después de esto? ¿Habrá algún efecto positivo impensado?
En la apoteosis de la mañanera de este lunes, el mandatario mexicano asegura que es más seguro México que Estados Unidos y que no hay problema para viajar por nuestro país con seguridad y eso es bien sabido por los norteamericanos.
De inmediato salen a relucir datos como los que comparte el periodista Jorge Ramos que señalan que “en 2022 hubo 20 mil 200 asesinatos en EU, según el Gun Violence Archive. Pero en México hubo 30 mil 968 homicidios dolosos. Y eso que la población en México es menor -132 millones- que la de EU con 336”.
El orgullo nacionalista no sale bien librado con semejantes datos, y de fondo está la exigencia de que la impunidad criminal no siga campeando, ni en los crímenes cometidos contra mexicanos ni contra extranjeros. ¿Para qué meterse en ese pleito? ¿Las bravatas impresionaron a alguien?
Ya veremos. ¡Ojalá hubiera saldo positivo!
Oscar Glenn
@OscarGlenn