La política deportiva nacional de México debe enfocarse en el desarrollo integral del deporte, no solo en la búsqueda de medallas. Sin embargo, los resultados olímpicos siguen siendo una necesidad cada cuatro años. Enfocarse en el alto rendimiento es crucial, y en este sentido, México ha vivido períodos de notable éxito en algunas especialidades gracias a la influencia de entrenadores de alto nivel que han llegado al país, instaurando escuelas que forman campeones a nivel mundial y olímpico.
Un ejemplo emblemático es la escuela mexicana de taekwondo. Con la llegada de entrenadores surcoreanos como Dai Won Moon, Eok Seok Hong y Youn In Bang, México vio florecer generaciones de competidores que se destacaron internacionalmente. Estos entrenadores trajeron consigo técnicas y metodologías revolucionarias, produciendo numerosos medallistas olímpicos y campeones mundiales.
En tiro con arco, entrenadores coreanos como Lee Wong y Kim Hag Yun han sido cruciales para el desarrollo de arqueros mexicanos de élite. En clavados, entrenadores como Jorge Rueda y Ma Jin han guiado a múltiples generaciones de clavadistas a la gloria olímpica. En marcha atlética, Jerzy Hausleber, conocido como el padre de la marcha en México, formó a campeones olímpicos como Raúl González y Carlos Mercenario. En boxeo, Ignacio Beristáin ha sido fundamental en la formación de campeones mundiales.
Hasta ahora, estos éxitos han sido resultado de esfuerzos aislados o estrategias específicas de las federaciones. Si esta fórmula ha demostrado ser efectiva, ¿por qué no adoptarla como una política nacional deportiva? Incorporar la llegada y capacitación con entrenadores de nivel internacional como una estrategia central puede fortalecer las escuelas mexicanas en cada disciplina.
Para replicar estos éxitos en otras disciplinas, es crucial invertir en la capacitación de nuestros entrenadores con los mejores expertos a nivel mundial. Un estudio podría identificar entre 10 y 12 disciplinas donde, basándonos en el somatotipo típico del mexicano, se podrían obtener mejores resultados. Además, fortalecer la Escuela Nacional de Entrenadores con especialistas de primer nivel es fundamental. Esta institución debe proporcionar a los entrenadores las herramientas y conocimientos necesarios para formar a las próximas generaciones de atletas.
Una buena generación de deportistas no solo produce campeones y futuros entrenadores, sino también la motivación y el sentido de pertenencia para todos los mexicanos. Un deportista exitoso no solo motiva la práctica de su deporte, sino también fomenta un sentido de excelencia en todo lo que hacemos. ¿En cuántos de nosotros no influyó Fernando Valenzuela, Hugo Sánchez, Soraya Jiménez, Víctor Estrada, María del Rosario Espinosa o la mismísima Ana Gabriela Guevara? La mentalidad triunfadora se contagia, inspirando a la población a buscar la excelencia en diversas áreas de la vida.
Invertir en la capacitación de entrenadores es invertir en el futuro deportivo de México. Con un enfoque estratégico y una apuesta decidida por la excelencia, México puede continuar produciendo campeones que enorgullezcan al país en el escenario mundial